Un matrimonio acusado de trata de seres humanos al presuntamente forzar a una mujer a prostituirse en el Maresme (Barcelona) han quedado absueltos sin llegar a ser juzgados a causa de un error procesal durante la instrucción del caso.
La Audiencia de Barcelona les tenía que juzgar este jueves por la mañana, con una petición de seis años de prisión para ella y de 16 para él (acusado también de violarla varias veces), y en el trámite de cuestiones previas al juicio sus abogadas han expuesto que la instrucción se alargó unos dos años sin que el juez firmara la prórroga necesaria para mantenerla abierta más de seis meses.
La causa cambió de juzgado instructor y el traslado alargó la investigación sin que ningún juez lo formalizara, lo que según fuentes de la defensa consultadas por Europa Press comportó que los acusados no tuvieran acceso a lo que se indagaba y que se les interrogara con la instrucción ya caducada.
A la vista de esta vulneración de derechos de los acusados que ha expuesto la defensa, el fiscal ha admitido que la instrucción fuera de plazo debía anularse, y el tribunal ha dado por terminado el juicio anticipando que la sentencia sería absolutoria.
Los acusados han estallado en llanto al conocer la noticia por sus abogadas, confiadas en la inocencia de los dos y emocionadas por la anulación de la causa.
LE EXIGÍAN 61.000 EUROS
Según exponía la Fiscalía en su escrito de acusación para el juicio, el matrimonio de nacionalidad nigeriana contactó con la víctima a través de un familiar y supuestamente le ofrecieron ayudarla a emigrar (también les acusa de un delito contra los derechos de los extranjeros) y vivir en su casa con la promesa de conseguirle un trabajo como peluquera.
La mujer, entonces con 21 años y embarazada, llegó a casa de los acusados a finales de febrero de 2016: el día después de llegar, la acusada le advirtió de que les debía 30.000 euros por haberla ayudado a emigrar, 30.000 más por el hijo que esperaba y otros 1.000 para que la ayudaran en el parto.
El mismo día, le dijo que no trabajaría como peluquera sino que tendría que prostituirse y con el dinero que ganara saldar la deuda de 61.000 euros en total y además pagarle 200 euros por el alquiler de la habitación, 200 más por cuidar de su hija mientras trabajaba, 100 por la comida, 20 de gas, 50 de agua y 200 de electricidad.
La mujer se prostituyó «innumerables ocasiones», continúa el fiscal, normalmente de noche en una casa abandonada entre Tordera y Hostalric (Girona), y llegó a pagar parte de la deuda que le habían impuesto.
SIN PASAPORTE Y LLAMADAS RESTRINGIDAS
Un día el hombre la acompañó a hacerse un pasaporte, pero la mujer se lo quitó; solo la dejaban llamar a su madre una vez al mes y bajo vigilancia, si no pagaba los gastos que le exigían solo le dejaban comer bollería, le impidieron usar el agua caliente como reprimenda por no conseguir suficiente dinero y siempre la amenazaban con perjudicar a su hija si no acataba.
La mujer consiguió escapar de esa casa a finales de mayo de 2017, más de un año después de haber llegado, porque acudió a una visita en el Hospital Clínic de Barcelona y allí activaron los servicios sociales.
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