Ello obligaba a los progenitores, según han explicado a Europa Press fuentes del Servicio de Protección a la Infancia de la Ciudad y judiciales, a cruzar personalmente para recogerlos el paso del Tarajal, que permanece cerrado desde la declaración de la pandemia del coronavirus.
La Policía Nacional ya ha reseñado a «más de 400» de los alrededor de 800 menores acogidos en una nave de los polígonos anexos a la frontera y en los módulos prefabricados de Piniers a la espera de que los militares monten un campamento de emergencia junto al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y las autonomías se hagan cargo de los 200 que ya tutelaba la Ciudad para liberar el Centro de Realojo Temporal de 'La Esperanza'.
De los 1.500 menores que, de acuerdo con las estimaciones de la Delegación del Gobierno, habrían entrado en Ceuta entre el lunes y el miércoles, quienes lo hicieron con familiares ya han podido o podrán retornar con ellos y un número indeterminado de adolescentes continúa vagando por las calles de la ciudad.
El Reglamento de Extranjería prevé que con el resto, «una vez localizada la familia del menor o, en su defecto, los servicios de protección de menores de su país», con informes de los técnicos españoles y tras oír a los niños (más de medio centenar han mostrado su deseo de regresar a casa), se podría proceder a la repatriación con intervención de la Fiscalía «mediante su entrega a las autoridades de fronteras del país al que se repatríe», un protocolo que Marruecos no acepta aplicar con Ceuta y Melilla.
De forma excepcional, este jueves ya se ha permitido a «unas pocas madres» marroquíes atravesar las infraestructuras fronterizas para recoger personalmente a niños de la nave del Tarajal, pero aún se sigue trabajando en una solución global.
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