Armed Catalan Mossos d'esquadra officers stand guard at Las Ramblas street where a van crashed into pedestrians in Barcelona, Spain, August 18, 2017. REUTERS/Sergio Perez SPAIN-BARCELONA/ | SERGIO PEREZ

La Rambla y el centro de Barcelona continuaba a primera hora de este viernes en silencio y sin el habitual ruido de vehículos, turistas y transeúntes en pleno mes de agosto, si bien a medida que avanzaba la mañana los paseantes volvían a salir a la calle a pesar del atentado terrorista del jueves.

Sobre las 23 horas del jueves, horas después del atropello masivo que se ha saldado con 13 muertos por el momento, los cuerpos policiales empezaron abrir algunas vías para que los visitantes pudieran acercarse a sus alojamientos y para que los vecinos pudieran regresar a sus casas.

No obstante, esta apertura de calles fue temporal ya que según pudo comprobar Europa Press, agentes de Mossos d'Esquadra y de Guàrdia Urbana, impedían el paso en puntos como las calles Santa Anna, Tallers, Bonsuccés y Comptal.

Los viandantes se amontonaban por decenas tras la cinta policial y sólo conseguían regresar a sus hogares u hoteles acompañados de algún agente o esperando sin más información a que se abriera el paso.

Ya avanzada la noche, destacaba un silencio inhabitual en pleno centro de la capital catalana, sin coches, sin turistas hablando y sin personas paseando por la emblemática vía.

Un barrio tomado por Mossos, Urbana y efectivos sanitarios despertaba con escasos comercios abiertos, pero a medida que se acercaban las diez de la mañana, cada vez más persianas de los locales comenzaban un viernes inusual.

La Rambla, lugar de paso para miles de turistas cada día, y calle típica de la que se dice popularmente que los barceloneses siempre van con prisa, agolpaba personas en calma que iban haciendo fotos a quioscos típicos y tiendas que intentaban abrir con normalidad, a pesar de las cintas policiales y las patrullas.