En declaraciones a Cuatro, Teresa Romero ha señalado que «intuía algo» durante su estancia en el Hospital de Alcorcón, porque al principio los médicos y enfermeros «entraban cada hora y luego cada más tiempo» y la última vez llevaban «un buzo blanco».
«Yo pregunté al médico por mi resultado y no me lo quiso decir muy claro; entonces cogí el móvil y vi en El País que había dado positivo», ha dicho.
Romero ha confirmado que, en su primera visita al médico de familia, le recomendó que tomara paracetamol, aunque ha reconocido que no le dijo que había tenido contacto con el virus.
«No pensé que fuera ébola, no lo piensas hasta el final», ha señalado Teresa, quien ha asegurado que, aunque va «despacio», está mejor.
En cuanto a la denuncia realizada por los profesionales sobre la falta de formación para atender a ese tipo de pacientes, ha asegurado que el cursillo duró poco, aunque no ha querido precisar el tiempo.
«A nosotros nos enseñaron a ponernos el traje y, sobre todo, y más importante, a quitárnoslo», ha señalado. La paciente ha dicho que el único seguimiento que le realizaron después de fallecer el religioso fue llamarla a su casa para preguntarle si tenía fiebre u otros síntomas.
Romero ha explicado que los sanitarios que la trasladaron desde su casa al Hospital de Alcorcón iban vestidos con ropa de trabajo normal y ha considerado que pasó «bastante tiempo» hasta que la llevaron al Carlos III. «Horas», ha dicho.
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