A principios de julio, el antiguo líder de la secta Chizuo Matsumoto, conocido como Shoko Asahara, fue ejecutado junto a otros seis exmiembros del grupo.
Según ha informado la cadena de noticias NHK, otros cuatro miembros también han sido condenados a pena de muerte y se encuentran a la espera de ser ejecutados.
Las ejecuciones no son comunes en Japón, pero según las encuestas la mayoría de la población apoya este tipo de condenas. Amnistía Internacional, por su parte, ha destacado que la Justicia debe luchar por la rendición de cuentas, pero que también es importante garantizar que no se vulneren los Derechos Humanos.
La secta, ahora denominada 'Aleph', representa un sistema de creencias que incorpora enseñanzas del budismo y el hinduismo e interpretaciones propias del yoga. Además, incluye textos apocalípticos.
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