Cerca de 4.000 personas han marchado por la calles céntricas de la ciudad para expresar su malestar por las políticas ambientales y comerciales con pancartas con inscripciones como «El planeta Tierra primero» o «A luchar contra la pobreza».
Al mismo tiempo y bajo una lluvia intermitente, barcos, canoas y balsas con manifestantes han surcado las aguas de lago que forma el río Alster en el centro de la ciudad.
Esta protesta, la autodenominada «Ola de protesta colorida, pacífica y creativa» en favor de la protección del clima, la justicia social y la democracia ha sido convocada por una alianza de organizaciones ambientalistas, de protección al consumidor, agrarias, sindicales, de derechos cívicos y eclesiásticas.
La cumbre del G20 estará rodeada por casi una treintena de protestas de la más diversa índole y una de ellas promete convertir en un «infierno» la ciudad.
Muchos se movilizarán a lo largo de la semana, movidos por la convicción de que un mundo mejor es posible o por considerar al G20 como una especie de «gobierno mundial» sin legitimidad y que sirve para que las potencias cimenten su hegemonía a costa de los países más pobres.
La Policía está preparada para evitar una escalada de violencia con más de 15.000 agentes e incluso con una cárcel montada expresamente para el G20. Asimismo ha erigido una zona de 38 kilómetros cuadrados en la que estará prohibido manifestarse durante los dos días que tendrá lugar la reunión de los mandatarios.
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