«La experiencia de los Magos nos exhorta a no conformarnos con la mediocridad, a no vivir tirando del mejor modo, sino a buscar el sentido de las cosas, a escrutar con pasión el gran misterio de la vida», señaló Bergoglio desde la ventana del apartamento apostólico.
Y añadió: «Nos enseña a no escandalizarnos ante lo minúsculo y lo pobre, sino a reconocer la majestad en la humildad, a saber arrodillarnos ante ella».
Francisco señaló que los Reyes Magos eran «hombres prestigiosos, de regiones lejanas y culturas diferentes que emprendieron el camino hacia la tierra de Israel para adorar al rey nacido».
«La Iglesia siempre ha visto en ellos la imagen de la humanidad entera y con la celebración de la Epifanía quiere casi guiar respetuosamente a cada hombre y a cada mujer de este mundo hacia el Niño, que nació para salvar a todos», explicó.
El pontífice refirió que el nacimiento de Cristo atrajo a los pastores, «hombres humildes y despreciados» que acudieron en primer lugar al pesebre, y a los reyes, todos ellos unidos por «un aspecto común: el cielo».
«Los pastores y los Magos nos enseñan que para hallar a Jesús es necesario levantar la mirada hacia el cielo, no estar encerrados en nosotros mismos sino tener el corazón y la mente abiertos al horizonte de Dios», consideró.
En la plaza de San Pedro le escuchaban cientos de fieles y turistas que participaron en la tradicional cabalgata de los Reyes Magos, que tuvo lugar en la vía della Conciliazione, que une Roma con el Vaticano.
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