Javier Espinosa, reportero del diario «El Mundo» y el fotógrafo Ricardo García Vilanova habían sido capturados el 16 de septiembre de 2013 en un punto de control de Tal Abyad, en la provincia de Raqqa, y fueron puestos en libertad el 30 de marzo de 2014 en la frontera con Turquía.
Ese mismo mes pero días antes (el 2 de marzo de 2014) quedaba en libertad el corresponsal de «El Periódico de Catalunya» Marc Marginedas, después de casi 6 meses de secuestro también por el EI en la ciudad de Hama, en el centro de Siria.
Además de ellos, el fotógrafo vasco Andoni Lubaki permaneció 12 horas retenido por grupos rebeldes en Alepo, donde trabajaba como freelance.
Los casos más sonados de periodistas extranjeros secuestrados en Siria fueron los de los estadounidenses James Foley y Steven Sotloff, quienes fueron después decapitados, según mostraban unas imágenes difundidas por el EI que dieron la vuelta al mundo.
Foley fue secuestrado el 22 de noviembre de 2012 en Siria y el 19 de agosto de 2014 el EI mostraba un vídeo con su decapitación.
El 2 de septiembre del mismo año, el mismo grupo difundía la decapitación de Sotloff en otro vídeo.
El 31 de enero de 2015, el EI mostraba imágenes del periodista freelance japonés Kenji Goto, decapitado después de permanecer varios meses en manos del grupo yihadista.
Otros reporteros tuvieron mejor suerte, como el estadounidense Peter Theo Curtis, que fue liberado el 24 de agosto de 2014 después de casi dos años de secuestro en Siria.
El Estado Islámico mantiene actualmente en su poder al reportero británico John Cantlie.
Reporteros sin Fronteras constató en su informe de 2014 un aumento del número de periodistas secuestrados, con 119 casos (27 de ellos en Siria) frente a los 87 registrados en 2013.
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