El primero en protestar por cómo se han organizado los funerales de Estado por los inmigrantes fallecidos ha sido el mismo alcalde de Agrigento, Marco Zambuto, quien aseguró que se tratará únicamente de un «desfile» de políticos.
«El lugar que se ha elegido no representa nada. En ese muelle no han llegado ni un sólo inmigrante y después ¿qué funeral será si no hay ni un sólo ataúd?», añadió Zambuto. El alcalde añadió que en todo caso el funeral se tendría que celebrar en el cementerio de Piano Gatta, donde se han enterrado a cerca de 80 de los fallecidos en el naufragio del 3 de octubre, pero sobre todo opinó que el lugar más apto era Lampedusa.
Letta
El primer ministro italiano, Enrico Letta, había anunciado la celebración de un funeral de Estado durante la visita a Lampedusa junto con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
Se esperaba un funeral en Lampedusa con los féretros y los familiares de los inmigrantes fallecidos que habían llegado a la isla para la identificación de los cuerpos, pero finalmente se decidió Agrigento y sin ataúdes, ya que la mayoría ya han sido enterrados sin alguna ceremonia en varios cementerios sicilianos.
La alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, declaró todo su malestar por esta decisión y anunció que ni ella, ni ningún representante del municipio asistirán a la ceremonia fúnebre. «Si lo hubiésemos sabido, antes de dejar salir los féretros de Lampedusa habríamos organizado una ceremonia», dijo Nicolini.
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