Foto: ¬© DAMIvÅN ARIENZA miercoles 30 OCTUBRE CASTROPOL FEMINAS, GASTRONIMIA VOCENTO, PALACIO DE FIGUERAS Dos miradas del Occidente Mari Fernv°ndez (Rest. Mesv=n Centro, Puerto de Vega) & Mirta Rodrv?guez (Rest. El Torneiro (Villayv=n) | DAMIAN ARIENZA damian arienza

FéminAs, el Congreso Internacional de Mujeres, Gastronomía y Reto Demográfico, se ha consolidado a través de sus cuatro ediciones como una plataforma para visibilizar la aportación de las mujeres a la gastronomía y a las comunidades rurales, como dinamizadoras de la economía en negocios de producción agroalimentaria y restaurantes, y como custodias y transmisoras de la cocina y la memoria. Una memoria que, no es contradictoria con el futuro, sino la manera de poder dibujarlo.

«Hemos aprendido que se puede dinamizar el rural desde una mirada endógena, con sus propios productos: la caza, los quesos, la huerta, el bosque y la historia local», resumía durante la clausura del congreso Benjamín Lana, director del mismo.

FéminAs ha sido también un altavoz para hacer llegar propuestas de solución y peticiones como la de facilitar a los restaurantes rurales poder comprar legalmente a sus vecinos productores, algo que reclamaron en su ponencia las guisanderas Mary Fernández y Mirta Rodríguez.

Tal vez la imagen más gráfica que se ha aportado sobre la situación de invisibilidad de la mujer, fue la de la cocinera gallega Lucía Freitas, quien comparó la gastronomía con «un iceberg donde los chefs son la punta, y las mujeres son la base y el sustento». «Aun yendo aparentemente en contra de las leyes de la física, vamos a dar la vuelta al iceberg», dijo Lana, quien añadió que otro objetivo de FéminAs es y será «lograr que nunca más la sociedad rural se entienda como una sociedad fracasada, que quedarse no sea la decisión valiente, sino la decisión lógica». Poco antes, el cocinero asturiano Elio Ferpel había proclamado en su ponencia que «el futuro son los pueblos». Los pueblos y la tenaz y a menudo invisible sociedad femenina.

La tercera y última jornada de Féminas fue un alegato acerca de la utilidad de la memoria para trazar el futuro de los pueblos, y en particular, el de las poblaciones amenazadas de muerte por el éxodo de sus habitantes.

Noélia Jerónimo, una institución de la cocina portuguesa, gritó fuerte «Vivan las mujeres» antes de bajarse del escenario. Ella ha logrado brillar y convertirse en referente desde un restaurante tradicional, Noélia e Jeronimo, que logra conectar con la memoria y el alma de los clientes. La cocinera reivindicó no solo las recetas de siempre, sino los mercados, a los que invitó a volver a los jóvenes, porque «es donde se encuentran productos de nuestro entorno», dijo.   

El chef Elio Ferpel    habló de su proyecto de documentar recetas grabando a sus vecinas y vecinos, en la misma línea que el proyecto ‘A gostar de la propria cocinha portuguesa’ del cineasta portugués Tiago Pereira merecedor este año del premio Guardianas de la Tradición, pero con un alcance local. «Sin guiso no hay creatividad, pero el guiso está en peligro, igual que lo están los artesanos de siempre y los mercados de abastos», dijo, y concluyó afirmando que «La vida en el pueblo es el futuro». Su propia realidad es la mejor prueba: además de un restaurante con una estrella Michelin, regenta una taberna de mercado y unas mantequerías.