La idea no es nueva. Desde hace años, muchos usuarios muestran signos de agotamiento ante la presión social que imponen redes como Instagram, X (antes Twitter) o TikTok. La ansiedad por los «me gusta», la comparación constante y la lucha por la visibilidad han convertido estas plataformas en espacios donde la validación externa pesa más que la conversación genuina. Mozi promete cambiar esto al eliminar los incentivos tradicionales y centrarse en la conexión real entre usuarios.
La historia ha demostrado que la privacidad es una demanda creciente, pero no siempre garantiza el éxito. Aplicaciones como BeReal, que intentaron replantear la espontaneidad en redes, tuvieron un pico de popularidad y luego fueron perdiendo relevancia. Otras, como Mastodon o Bluesky, han crecido como alternativas a X, pero sin una adopción masiva.
El mayor reto de Mozi no será ofrecer un espacio sin seguidores, sino demostrar que una red sin métricas puede seguir siendo atractiva en un mundo donde la visibilidad sigue siendo moneda de cambio.
Ev tiene la experiencia para intentarlo, ya que además de haber cofundado Twitter también tuvo éxito con Blogger y con Medium. Pero el tiempo dirá si Mozi logra romper el hechizo de la viralidad o si acabará siendo otro experimento más.