Casi la mitad de la superficie total de Menorca está compuesta por masa forestal, bosques de acebuche, encina y de pino que dibujan un mosaico de biodiversidad que se ha ido configurando a lo largo de los siglos, y que ha dado como resultado el surgimiento de un tejido productivo que trabaja en el mantenimiento y mejora de este ecosistema natural. Una de las empresas de referencia del sector forestal en la Isla es Leñas Marcelino, un pequeño negocio familiar fundado por Marcelino Hernández Tudurí a finales de los años sesenta del siglo pasado, que se ha dedicado a la venta y transporte de leña para particulares y empresas, llevando a cabo también servicios especializados de desbroces forestales y franjas auxiliares cortafuegos.
Hoy es la segunda generación encabezada por su hijo Julián Hernández y su esposa Lina Vinent, quienes se encargan de la gestión junto a un equipo de cinco personas, entre personal fijo y colaboradores. Hernández, además, preside desde hace una década la Asociación de Empresas Forestales de Menorca (Asefome), integrada en la Pequeña y Mediana Empresa.
ORÍGENES. Los primeros años de Leñas Marcelino fueron más bien humildes, basados en el sacrificio y el apego al trabajo que suponía en 1959 faenar en los bosques de Menorca, haciendo carbón y fajos de rama para los hornos de cal y de pan que existían en la época. Una dura labor que Marcelino Hernández Tudurí, ahora ya felizmente retirado, llevaba a cabo únicamente con la ayuda de su esfuerzo, sin poder contar con medios mecánicos como tractores o grúas. Una tarea manual y solitaria que desarrolló durante largo tiempo hasta que el propietario de Subaida, una de las fincas donde iba a cortar leña, le proporcionó la que fue la primera motosierra que existió en Menorca, una Jonsered de origen sueco que pesaba más de dieciséis quilos, tal y como detalla él mismo. «Fue un antes y un después para mí, dejando el hacha como única herramienta y empezando a cortar pinos de forma seriada», explica.
La mecanización hizo posible también que pudiese asumir otros encargos, empezando a vender troncos de pino para los aserraderos que había. «Las ganancias eran muy pocas y tenías que invertir muchas horas. Incluso en temporada de recolección de setas, los leñadores dejaban de lado su tarea diaria para recogerlas y comercializarlas porque era más lucrativo», añade el fundador de Leñas Marcelino. Los recuerdos de aquella época le traen momentos como cuando formó a una cuadrilla para cortar toda la leña que había perecido en el incendio de Sa Roca que tuvo lugar en 1974 así como también de otras fincas del alrededor, sacando los pinos con la tracción animal de unos caballos. «Uno de los trabajos más grandes de aquel momento fueron los caminos que abrimos de cuarenta metros de ancho para hacer pasar las líneas eléctricas», añade. En 1974 empezó también a trabajar para Torras Hostench, conocida papelera de la época, que lo fichó como encargado en Menorca para la extracción de leña, desembosque y carga de plataformas frente un equipo de 25 trabajadores que contaba con tres camiones. Una labor que estuvo compaginando hasta principios de los años ochenta cuando la empresa abandonó el proyecto.
NUEVA ETAPA. En 1978 su hijo Julián Hernández, que tenía tan solo 14 años, se incorporó a la empresa familiar ayudando a cargar leña, moviendo los árboles cortados y empleando en algún momento la motosierra para poder aprender. Cuando en 1980 dejaron de servir a Torras Hostench, dirigieron de nuevo su mirada hacia clientes locales, tanto particulares como empresas. «Uno de nuestros primeros grandes clientes fue la fábrica de El Caserío, que entonces utilizaba leña como materia prima para sus instalaciones. También Aserradora Fiol o el suministro de leña de encina para Destilerías Xoriguer, donde sus alambiques todavía funcionan con el poder calórico de nuestro producto así como restaurantes muy conocidos como El Grill en Maó, el Forn de Torre Soliu en Alaior o Es Caliu en Ciutadella, entre otros», destaca el actual gerente de Leñas Marcelino. «También tuvimos de clientes a Aserradora Petrus, que hacía pallets de madera que comercializaba fuera de Menorca pero que finalmente abandonó su actividad», explica.
Con el paso de los años, fueron ampliando y ofreciendo sus servicios de suministro de leña por toda la Isla, pero también de trabajos forestales especializados como por ejemplo la poda de árboles o los desbroces y limpieza de terrenos para evitar la aparición de plagas y reducir el riesgo de posibles incendios. «Para el suministro de leña preparamos los troncos con el diámetro adecuado si es para estufas, barbacoas o hornos que tienen necesidades distintas», explica Julián Hernández. «En el caso de trabajos forestales relacionados con cortafuegos o desbroces, están siempre supervisados por agentes y técnicos de medio ambiente del Govern balear así como ingenieros forestales que establecen planes técnicos forestales de actuación», añade Lina Vinent.
De este modo fueron consolidando su negocio e incorporando nueva maquinaria especializada como por ejemplo una sierra de cinta, una astilladora para facilitar la trituración in situ o un tractor de cadenas con pala cargadora y desbrozadora forestal a martillos, unas de las pocas máquinas de este tipo que existen en Menorca. El día a día de Leñas Marcelino tiene lugar tanto en sus propias instalaciones como en las diversas fincas privadas que gestionan durante todo el año, haciendo un mantenimiento de los bosques pero al mismo tiempo aprovisionando y preparando el material para cuando se necesite.
En Alaior disponen de un solar al aire libre de 8.000 metros cuadrados ubicado frente al Polígono Industrial en el que hacen acopio de la leña y desde donde la distribuyen a domicilio a demanda. Desde leña de encina, pino, olivo o roble, realizan entregas en toda Menorca y durante todo el año. «Contamos con un equipo fijo de tres personas más algunos colaboradores subcontratados según el trabajo que nos toca realizar, ya que es muy variable», explica Julián Hernández. «En invierno los viajes para llevar una o dos toneladas a domicilio son constantes mientras que en las otras épocas del año, estamos en el campo», añade Lina Vinent. Desde 2014, Hernández preside ASEFOME, entidad que trabaja para defender los intereses del sector forestal de Menorca e impulsando campañas de sensibilización como la que han protagonizado el pasado mes de noviembre, cuando organizaron unas jornadas sobre aprovechamiento forestal y calderas de biomasa.