Con gran tristeza por el fallecimiento de mi padre, el fundador y presidente de honor de Meliá Hotels International, he querido compartir estas líneas, a modo de pequeño homenaje, no solo en calidad de miembro de su familia, sino como hijo también de una industria –la de la hospitalidad- que Gabriel Escarrer Juliá, junto con otros grandes pioneros (muchos de ellos baleares) de aquella milagrosa generación, impulsaron casi desde cero, y supieron después evolucionar y extender, creando el germen de los grandes destinos turísticos de nuestros días.

Gabriel Escarrer fue uno de esos grandes hombres hechos a sí mismos, mallorquín hasta la médula, con un origen humilde y una gran y sana ambición por prosperar y dar a la familia que estaba creando, una vida mejor. Avizoró el advenimiento del «boom» del turismo de los años 60’s y 70’s, y se dispuso a construir las plazas hoteleras que los turistas del centro y norte de Europa demandaban de manera creciente, y como no tenía fortuna, concertó con los tours operadores europeos las plazas que necesitarían en los años sucesivos, a cambio de que le financiaran su construcción. Su inteligencia y encanto le ayudaron a convencer a mandatarios de todo el mundo, potentados e inversores, e involucrarles en sus proyectos, y tras adquirir en un solo año las dos mayores marcas hoteleras españolas: Hotasa y Meliá, su crecimiento fue imparable, formando parte de los pioneros que iniciaron el turismo vacacional en el Caribe, el Mediterráneo y el Sudeste Asiático, destinos en los que hoy nuestro Grupo continúa siendo un referente. Su vocación por crecer solo resultaba comparable a su pasión por el servicio y la hospitalidad, que para él, era la razón de ser de nuestra Compañía.

Sus valores le llevaron a ser también pionero de lo que hoy conocemos como el «turismo responsable», que para él fue siempre una poderosa herramienta para la paz y para hermanar a los pueblos, así como promover el desarrollo social y económico de las comunidades en que se implantaba. Porque, junto a sus logros empresariales, mi padre fue un hombre justo, con profundos principios y creencias, que adoraba a su familia («su mejor obra», solía decir) y a sus amigos, y se enorgullecía de sus empleados, «el activo más importante de esta Compañía», según solía decir. Una de sus frases predilectas era: «el agradecimiento es la memoria del corazón», y hoy queremos agradecerle su vida y todo lo que durante tantos años ha aportado a tantas personas.

Igualmente, desde nuestra gran familia y desde nuestra empresa, hoy recibimos agradecidos las miles de condolencias y los homenajes que se le están ofreciendo, y queremos honrar su productiva y ejemplar trayectoria vital, comprometiéndonos a seguir sus pasos, promoviendo un turismo mejor, más cualitativo y con un impacto más positivo para las personas, los destinos y el planeta. Ese será el auténtico legado que Gabriel Escarrer Juliá quiso dejarnos.

Descansa en paz, padre.