El patio de estilo gótico de Can Comasema, sede del Museu Puget, es una de las joyas que se esconde en Dalt Vila. | ARGUI ESCANDON

Eivissa es un destino turístico de primer orden mundial que en verano atrae a gente de todos los rincones del planeta en busca de sol, playas espectaculares y ocio. Mucho ocio. Sin embargo, pocos turistas son conscientes (tampoco muchos de los ibicencos) que la capital pitiusa es una de las ciudades más antiguas de España. Fundada en el siglo VII a.C. por los fenicios, por Eivissa han pasado las principales civilizaciones del Mediterráneo. Todas ellas dejaron una huella que aún hoy sigue visible y los principales espacios museísticos de la ciudad dan fe de ello.

La fama que el ocio nocturno de Eivissa atesora ha eclipsado el legado cultural, patrimonial y natural que la Unesco premió hace 25 años con la declaración como Patrimonio de la Humanidad de la muralla renacentista de Eivissa, el poblado fenicio de sa Caleta, la necrópolis de es Puig des Molins y la posidonia oceánica. Cuatro bienes que las instituciones ibicencas intentan potenciar y promocionar a nivel turístico, pero que muy a menudo pasan desapercibidos por visitantes cuyo principal motivo para aterrizar en la isla no es el turismo cultural.

En cualquier caso, la ciudad de Eivissa ofrece la posibilidad a aquellos que así lo deseen de descubrir su historia de más de 2.600 años con un simple paseo por su casco histórico: Dalt Vila. Esta zona abarca el recinto amurallado que Felipe II mandó construir en el siglo XVI ampliando el perímetro de las murallas medievales. «Dalt Vila tiene una riqueza cultural y patrimonial incalculable», señala la concejala de Cultura y Patrimonio de la ciudad de Eivissa, Carmen Domínguez, quien recomienda un paseo por el recinto amurallado para descubrir todos estos tesoros.

La primera parada obligatoria de este recorrido para llegar a la cima de la colina donde se erigió la ciudad primitiva de Ibosim (isla del dios Bes, para los púnicos) es el Museu d’Art Contemporani d’Eivissa (MACE). Inaugurado a finales de los años 60 en la antigua Sala de Armas de la Real Fuerza de Eivissa del baluarte de Sant Joan, su fondo recoge la creación plástica de la Isla o relacionado con ella del siglo XX con obras de autores de renombre como Will Faber, Eduard Micus, Erwin Broner, Erwin Bechtold, Gilbert Herreyns, Marcel Floris, Frank El Punto, Rafel Tur Costa o Tàpies. Excavaciones arqueológicas durante unas obras de ampliación y reforma sacaron a la luz un conjunto de viviendas púnicas del siglo IV a.C., que se han integrado en el nuevo edificio uniendo la Eivissa y su arte contemporáneo con sus primeros pobladores.

El Ajuntament de Eivissa ha conseguido abrir al público esta legislatura el antiguo polvorín de la ciudad, ubicado en el baluarte de Santa Llúcia y que alberga habitualmente exposiciones de arte y actos culturales, la misma función que realiza a pocos metros de distancia la Sala Capitular del Ajuntament de Eivissa en el antiguo refectorio del Convento de los Dominicos, que hasta principios de este siglo fue usado como salón de plenos y que recientemente sus frescos han sido restaurados.

MACE
El MACE aúna obras de arte contemporáneas con los vestigios más antiguos de la Ebusus púnica.

MUSEO PUGET. Otro de los puntos fuertes del recorrido por Dalt Vila es el Museu Puget, que alberga una colección permanente de alrededor de 130 obras que la familia de los pintores ibicencos Narcís Puget Viñas y Narcís Puget Riquer, padre e hijo, donó al Estado. El museo, situado en la casa señorial conocida como Can Comasema de la calle Major, abrió sus puertas en 2007 y en la actualidad también exhibe de forma temporal una exposición de obras que la pintora finlandesa Anita Snellman pintó en Eivissa a mediados del siglo XX.

La plaza de la Catedral es el final del trayecto para aquellos que se adentran en las sinuosas calles de Dalt Vila. Sin embargo, las vistas de la ciudad desde lo alto del Puig de Vila recompensan el esfuerzo realizado y dan la oportunidad de visitar el Centro de Interpretación Madina Yabisa. Un espacio ubicado en la que fue la sede del poder judicial desde el siglo XVI, la Casa de la Cúria, construida sobre la estructura de la antigua muralla árabe de la ciudad. Este centro de interpretación ofrece al visitante a través de la tecnología conocer la evolución de la ciudad con el paso de los siglos y, sobre todo, todo lo relacionado con la época andalusí y la fortificación árabe.

Justo enfrente de Madina Yabisa se encuentra la Catedral de Eivissa, la primera de las parroquias fundadas en la isla tras la conquista catalana de 1235 dedicada a la Mare de Déu de les Neus. En su interior alberga también el Museo Diocesano Santa Maria de Eivissa y Formentera, que muestra muchas de las obras de arte producidas para la celebración de la liturgia. Entre ellas destaca la custodia de la Catedral, que data de 1399 y está considerada el mejor ejemplo de custodia en forma de torre que se conserva en España. Esta custodia sale en procesión por las calles de Dalt Vila en cada celebración del Corpus Christi.

MUSEO ARQUEOLÓGICO. Otro de los edificios a destacar en la plaza de la Catedral es la antigua Universitat, que fue la sede del gobierno de Eivissa y Formentera hasta que los Decretos de Nueva Planta promulgados por Felipe V abolieron esta institución en favor de los ayuntamientos. La Universitat alberga una de las dos sedes del Museu Arqueològic d’Eivissa y Formentera (MAEF), creado en 1907 con los restos de yacimientos reunidos por la Sociedad Arqueológica Ebusitana. La sede de Dalt Vila está cerrada desde 2010 por los problemas estructurales y de filtraciones de agua que padece, pero en la cercana necrópolis de es Puig des Molins, declarada como Patrimonio de la Humanidad en 1999 y considerada como la más importante del Mediterráneo occidental, está el museo monográfico en el que se exhibe una gran colección de piezas relacionadas con el mundo funerario de las civilizaciones que habitaron en Eivissa en la Antigüedad: fenicios, púnicos y romanos. La pieza más icónica de la colección es el busto de la diosa Tanit encontrado en 1913 en la necrópolis e importado de Sicilia a finales del siglo IV o principios del siglo III a.C.

La futura inauguración del Parador de Eivissa, el primero que se ha construido en las Illes Balears, permitirá la visualización de los restos arqueológicos más importantes hallados durante las obras en el Castillo y la Almudaina. Además de suponer un impulso importante al turismo en esta zona de la ciudad, el Parador permitirá a sus huéspedes admirar los vestigios de la muralla primigenia de la ciudad, un templo romano y unas letrinas árabes. Unos hallazgos excepcionales que bien valían una inversión extraordinaria para su conservación y museización.

Con las obras terminadas y a falta del mobiliario, las previsiones de Paradores es inaugurar el Parador de Eivissa a principios del año 2025. Una fecha que, no obstante, aún está por decidir porque la intención del Ajuntament de Eivissa es que fuera antes, concretamente en diciembre de este mismo año para que coincida con el 25 aniversario de la declaración de Eivissa como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.

Además de todos estos espacios culturales, Dalt Vila se ha convertido desde hace varios años en un gran museo al aire libre gracias a la instalación de un centenar de atriles, repartidos por las calles de la fortificación, los baluartes y el adarve de las murallas que muestran a los visitantes toda la información sobre su historia con inscripciones que se pueden leer en distintos idiomas. La casamata del baluarte de Sant Pere contiene un centro de interpretación sobre la construcción de las murallas, mientras que la del baluarte de Sant Jaume está dedicada a las armas que se utilizaban en la defensa de la ciudadela.