El reciente estudio de Google y Deloitte asegura que España recibirá en el año 2030 ciento diez millones de turistas extranjeros, veinticinco millones más que el pasado año. En términos mundiales es un crecimiento moderado, pero si ese crecimiento se distribuye de acuerdo con la situación actual, tanto espacial como temporalmente, puede agravar el descontento de la población local en algunos lugares.

Hay que tomar en cuenta, además, el previsible aumento del turismo nacional, que compite con el internacional en algunos destinos. Los partidos de la derecha se han apuntado al cuanto más mejor: alertan sobre la trampa del decrecimiento y aseguran que lo que hace falta es una mejora de las infraestructuras: aeropuertos, ferrocarril, autopistas, que permita una mejor distribución de los flujos, pero sin tasas o impuestos turísticos que financien esas mejoras y con bajadas de impuestos. Tendrán que presentar su plan con su correspondiente estudio financiero.

En la izquierda señalan la dificultad de mejorar autopistas y ferrocarriles en lugares como Mallorca, por la falta de espacio y recuerdan que, sin la construcción de miles de viviendas en régimen de alquiler a precios asequibles, la población local terminará expulsada del centro de las ciudades y de los lugares donde hay trabajo, con lo que persistirá la actual situación en la que a muchos parados no les interesan las ofertas de trabajo existentes, por la distancia desde su domicilio o por el insuficiente salario para cubrir el gasto extraordinario del desplazamiento. También señalan el deterioro del medio ambiente y la saturación en las playas que son el principal activo turístico de la Islas.

Si extrapolamos las cifras nacionales a Balears el crecimiento estimado sería del orden de los cinco millones de viajes de turistas extranjeros a los que habría que añadir los nacionales.
Para atender a esa demanda añadida habría que poner en el mercado, de forma escalonada, cerca de diez mil habitaciones más, pero para ello sería necesario modificar las normas que limitan la oferta, que se han aprobado con amplio consenso social. Siempre podrían ir a otros lugares en la península. Pero, ¿hay suficiente capacidad alojativa?