¿En qué ha contribuido Ocio de Eivissa al cambio del sector en estos últimos diez años?
La contribución más grande ha sido haber conseguido la autorregulación y controlar las barbaridades que antiguamente se hacían. Hemos sido los primeros que hemos dicho a nuestro sector que había que cambiar. Se nos olvida que hace doce años había guerras continuas entre el ocio, horarios que no se respetaban, salas que cerraban a la hora que les daba la gana y al aire libre se hacía y deshacía lo que uno quería. El valor diferencial de la isla es el ocio. Sol y playa hay en todos sitios y en lugares mucho más económicos. Tenemos la mejor isla del mundo con el mejor ocio del mundo.
¿Se han cumplido los objetivos de Ocio de Eivissa?
Sí, ha cambiado mucho el ocio que teníamos del que tenemos ahora. Ahora es mucho más controlado y autorregulado, porque las instituciones siempre han ido un paso por detrás. Todos sabemos cuál es el problema de Eivissa y no hay manera de encontrar los cambios legislativos para mejorar las cosas. No somos santos, por supuesto, porque siempre estamos en la línea roja de la posible molestia, pero la gente que viene a nuestras salas también hace gasto en los hoteles, tiendas, taxis…
¿Está calculado el impacto económico que tiene el ocio en Eivissa?
Seguramente haremos un nuevo estudio como el que hicimos antes de la pandemia con Carles Manera, de la UIB. Él calculó que un 35% del PIB de la isla era gracias al ocio. Eivissa es mucho más que ocio, pero tenemos el mejor ocio del mundo. Esta va a ser nuestra tercera temporada abriendo mucho antes de lo normal, porque nuestros clientes son de junio a septiembre, pero ya llevamos tres años abriendo a finales de abril y cerrando en la primera o en la segunda semana de octubre. También estamos poniendo nuestro grano de arena para intentar alargar la temporada.
¿Hay posibilidad de alargar más la temporada?
No, es muy difícil. Eivissa es una marca muy potente pero somos sol y playa. Nadie tiene que olvidar que somos una isla y que solo se puede venir en barco o en avión. Ahora, a punto de empezar la temporada, tenemos problemas de vuelos. Es imposible alargar más.
¿Cómo se ha recuperado el sector después de dos años de pandemia en los que estuvieron cerrados completamente? ¿Hacia dónde va el ocio en Eivissa?
Nos hemos recuperado de forma increíble. Lo perdido, perdido está porque no lo vamos a recuperar nunca. Tuvimos un 2022 increíble, superando el 2019. En 2023 también se ha superado y en 2024 las cosas están yendo bien. El futuro no está escrito, pero a pesar de que llevamos muchos años que nos salen competidores seguimos teniendo llenos históricos. La gente valora muchísimo que el sector sea tan profesional, con la seguridad que tenemos en nuestras salas y que cada semana aquí puedes encontrar a nueve de los mejores DJs del mundo.
Hay marcas que intentan replicar sus negocios fuera de la isla, pero sin tanto éxito. ¿Eivissa es inimitable?
En mi trabajo anterior me ocupaba de las franquicias y Eivissa es única. Nuestros asociados tienen claro que son lo que son porque están en Eivissa. Cuando intentas llevarte lo de aquí a otro sitio no tiene la magia que tiene Eivissa. Eivissa ahora mismo es inimitable.
Hay quienes les consideran como los culpables de todos los males de la isla.
Sí, ese sambenito está ahí y hagas lo que hagas no te lo puedes quitar. Tenemos asociados que colaboran con clubes deportivos y asociaciones benéficas y los comentarios siempre son de que lo hacen para cambiar su imagen. Y yo creo que no. Lo hacemos porque somos de aquí, porque queremos que las cosas vayan bien. No es normal que tengamos colas en Cáritas y que empresarios a los que les va muy bien con la marca Eivissa no contribuyan. Ocio de Eivissa ha hecho entender a sus socios que hay que dar un poco más si Eivissa lo necesita.
¿Se siente respaldados por las instituciones? Antes ha dicho que no van al ritmo que necesita la iniciativa privada.
Sí. Tanto el Consell d'Eivissa y los ayuntamientos tienen claro quiénes somos, dónde estamos y qué hacemos. Si no van a nuestro ritmo es porque no les dejan: la burocracia es lo peor de este país. La colaboración está siendo muy buena. Saben que somos serios y que no somos empresas que bajamos la persiana y nos vamos corriendo. Somos todos de la isla.
¿Cuántos trabajadores puede necesitar una gran discoteca o beach club?
Una discoteca, si quiere hacer las cosas bien, necesita entre 300 y 350 trabajadores, mientras que un ‘beach club', un centenar. En una discoteca, dependiendo del tamaño, puedes tener en una sesión entre 40 y 60 personas de seguridad. En la pandemia, antes de que nos lo prohibieran, nosotros ya dijimos que no abriríamos porque había que respetar la marca Eivissa, a nuestros trabajadores y a nuestros clientes.
Eivissa es líder mundial en el sector del ocio. ¿Corre peligro este liderazgo?
Yo creo que no. Hace unos días leíamos en la prensa inglesa que había una isla en Turquía y otra en Grecia que querían quitarnos el primer puesto, pero están a años luz de Eivissa. Eivissa es única y mientras se sigan haciendo las cosas con la profesionalidad de ahora, tenemos liderazgo para rato.