Marcial Rodríguez está convencido de que conseguirá reducir el alquiler vacacional ilegal. | Aina Ambrosio

José Marcial Rodríguez (Baracaldo, 1961) es licenciado en Ingeniería Técnica Electrónica por la Escuela Universitaria de Bilbao. El conseller de Turisme del Consell de Mallorca es un verso suelo en el Govern del popular Llorenç Galmés, que destila seguridad en sí mismo. Está convencido de lo que tiene que hacer. Tiene claro que Mallorca no puede crecer más en volumen, pero que debe hacerlo en valor, modificará el PIAT y construirá un nuevo modelo de bolsa de plazas.

En octubre de 2023, usted anuncio que el Consell de Mallorca había detectado 6.192 anuncios de alquiler vacacional ilegal. ¿Ha habido muchas sanciones?
En estos momentos imponemos una media de casi 200 sanciones mensuales. Desde el Consell hemos priorizado la actuación sobre el alquiler ilegal en cuatro ejes fundamentales, que son la inspección, las plataformas de comercialización, la fiscalidad y la colaboración con los municipios. Mi compromiso es ofrecer cada seis meses datos de la actividad de la unidad de oferta y calidad en la que está incluida ordenación, inspección y sanción. En octubre tendremos una visión mucho más clara de lo que hemos detectado y de nuestra capacidad de acción. Hemos pedido ayuda a las plataformas. Europa no les exige que comprueben que el registro que publican sea cierto. Nosotros no podemos obligarles a retirar ningún anuncio. Estamos trabajando con Airbnb en un protocolo de colaboración directa. A nivel fiscal, hemos detectado que hay un 16% de viviendas de alquiler vacacional que no paga impuesto sostenible. Finalmente, contamos con un correo electrónico, inspeccion@conselldemallorca.net, en el que los municipios nos pueden informar de cualquier ilegalidad que hayan detectado.

Supongo que su actuación como conseller será excelente o pésima en función de su actuación contra el alquiler vacacional ilegal.
Lo tengo asumido desde mi incorporación.

¿Su compromiso es reducir el alquiler ilegal en cuatro años?
Este es mi propósito. Mi propósito es la convivencia social y medioambiental dentro de un marco de desarrollo sostenible de la actividad turística.

Esto son buenas palabras. ¿Acabará o reducirá de forma sustancial el alquiler vacacional ilegal?
Estoy convencido de que sí. Hemos pasado ocho años de vergüenza ajena, con una administración lenta e ineficaz por culpa de unas leyes confusas, profusas y difusas, por culpa de una normativa absolutamente anacrónica y alejada de la realidad. El problema de esta isla no es la demanda, el problema de esta isla es la convivencia.

¿Y solventará el problema de la convivencia?
Es absolutamente imposible dar soluciones simples a problemas hipercomplejos como es la actividad turística. Esto no va de intensidad turística, no va de número de turistas, de número de plazas… Esto va de como eres capaz de digerir el turismo, de cómo lo has de gestionar… ¿Qué soluciones se han dado a Mallorca cuando el crecimiento poblacional desde el 2000 es de casi el 50%? ¿Qué hemos hecho? Hemos de convivir con el turismo. Tengo un proyecto, un plan. Mi misión es el residente. He de cambiar el modelo de promoción. No voy a promocionar hacia fuera. Mallorca no tiene un problema de demanda.

Pero, ¿Cómo mejorará la convivencia?
Tengo que demostrar que voy a ir contra todo aquel que es insolidario y no cumple con las normas. Ahora bien, ¿no pretenderás que hayamos solucionado todos los problemas en ocho meses?

Pero sí debería poder explicar cómo lo va a solucionar.
El Consell de Mallorca debe solventar una transferencia de competencias nefasta e ineficiente. Quiero mandar, en primer lugar, un mensaje de compromiso a la ciudadanía contra el alquiler ilegal. El segundo mensaje que hemos hecho llegar a los actores del mundo turístico ha sido claro, puesto que hemos acudido a las ferias con un compromiso de turismo responsable. Ya no promocionamos hacia afuera, sino que lo hacemos hacia dentro. El índice de Doxey de 1976 explica que el turismo, en su inicio, genera euforia en la sociedad. Según va avanzando, apatía, y llega un punto en el que irrita para acabar en el antagonismo, que es donde estamos ahora. Voy a construir un modelo de gestión completamente diferente en el Consell de Mallorca en el que hablamos de gobernanza y sostenibilidad, demanda y hospitalidad, oferta y calidad, e inteligencia y monitorización. Habrá un cambio normativo. Tengo un plan y lo voy a ir desarrollando.

Entiendo que se modificará el PIAT.
Claro que sí.

¿En qué sentido? ¿Habrá más plazas hoteleras o más plazas de alquiler vacacional?
Voy a apostar por la contención en volumen.

¿Qué significa contención?
No quiero crecer en volumen, quiero crecer en calidad.

Es decir, ¿qué no habrá más plazas?
Desde una visión puramente técnica, hablamos de números. En mayo de 2023 se aprobó una eliminación de la bolsa de plazas que es mentira. Ha habido excepciones. La moratoria es mentira. Yo digo que en estos momentos hemos de limitar el crecimiento en volumen. Ahora, no se cuentan las plazas ilegales ni las plazas a las que van todos aquellos que declaran que se hospedan en casa de familiares o amigos. Las plazas que generan el problema no son las legales. Son las otras. Además, los residentes también sumamos. La convivencia pasa por respetar al que cumple la norma. Debemos ir a por el que no la cumple. Hemos detectado también que hay gente que alquila en origen y que cuando llegan aseguran que se hospedan en casas de familiares y amigos. Son muchísimos. ¿Sabes cuántas declaraciones de inicio de actividad del año 2016 faltan por comprobar si son verdad o mentira? Más de dos mil. Yo no me voy a mover por titulares. Yo tengo un plan. No quiero crecer en volumen, porque creo que es más inteligente crecer en valor. Si hay una plaza legal que alguien quiere dejar tendré un sistema, la bolsa de plazas, para que puedan utilizarse. Puede venir un proyecto interesante y responsable. ¿Significa eso que subo de plazas? No.

¿Pero pierde una oportunidad para decrecer?
¿Qué es esto de decrecer? ¿Qué significa cambiar el modelo? ¿Qué quieres hacer? Esto no va de cambiar el modelo, sino de hacerlo más eficiente.

Entiendo pues que la idea es recuperar la bolsa de plazas.
Habrá un modelo de bolsa de plazas. El modelo permitirá el desarrollo en valor de los nuevos productos.

¿Habrá un tope de plazas?
Yo quiero impulsar la productividad de la oferta que existe en Mallorca.

¿Habrá más plazas para el alquiler vacacional?
No puedo decir sí o no. No habrá nuevas plazas. No habrá lluvia de plazas. Podrá haber intercambio entre particulares. Además, sabemos que la ley de turismo será modificada. Ahora tenemos una ley que criminaliza a un solo sector en el tema de la circularidad. Cargamos de burocracia al sector del alojamiento. Yo no quiero crecer en volumen. Quiero utilizar las plazas que tengo para mejorar la oferta.

¿Deben limitarse el número de vehículos?
Europa autoriza que en todas aquellas situaciones en las que se pueda generar alarma puedan fijarse medidas limitantes. El Consell está trabajando en un proyecto para saber cual es la capacidad de carga de Mallorca y a partir de ahí se decidirá.

Y habrá revisión del PIAT.
Habrá revisión del PIAT. Piensa que se aprobó en 2017 y, definitivamente, en el 2020, pero que los datos que se utilizaban eran del 2011. Si Mallorca no tiene un problema de demanda, he de aprovechar el liderazgo de la isla para cambiar el relato. Yo quiero turistas responsables.

Usted ha presentado un compromiso de turismo sostenible, de nombre Pledge.
Tengo muy claro que hemos de cambiar el modelo de promoción. No tenemos un problema de demanda, sino que hemos de repartirla correctamente. La clave está en la gestión de la oferta. Hay dos grandes patas para gestionar la oferta: el ataque a la ilegalidad y la normativa, que debe ser lo más clara posible y controlable.

¿Son algo más que palabras?
Fíjate si son más que palabras que ya hay turoperadores que han impreso en sus tarjetas de embarque nuestro Pledge. Me equivocaré en muchas cosas, pero nadie se ha dado cuenta hasta ahora de que la estructura de gestión y control del turismo es un desastre humano y técnico. Sé que mi objetivo es la convivencia. He montado una estructura diferente dentro del Consell. Por eso, creo que tengo que actuar sobre los ejes de la gobernanza, la demanda, la oferta y la inteligencia y que tengo que aplicar las palancas de la sostenibilidad, la hospitalidad, la calidad y la monitorización. Ponemos límite al volumen, hay que crecer en valor. Tenemos una necesidad imperiosa de mejorar la oferta. Hemos de dar facilidades para mejorar la oferta. Y que la gente apueste por productos de calidad y de margen.

Llegan más turistas, pero los residentes vivimos peor.
Totalmente de acuerdo. Este es el problema. No hay un problema turístico, hay un problema de convivencia.

¿La solución no es que vengan menos turistas?
La solución es que los que vengan sean más responsables desde la planificación del viaje hasta su estancia en la isla. Pusimos la ecotasa para que viniesen menos y siguen viniendo. La duplicamos y siguen viniendo. Subimos los precios en temporada alta… y siguen viniendo. Lo importante es sentirse visitado y no invadido. La sociedad ha de saber que el turismo es parte de la solución y no del problema, aunque es cierto que genera problemas. He venido a crear un modelo de gestión para el futuro. Quizás sea el mayor cambio. No estoy trabajando en clave cuatro años. Quiero que en cuatro años se vea un cambio de modelo de gestión y que el turismo sea el activador de numerosos proyectos que irán saliendo que tienen más que ver con la regeneración. Hoy, la isla está en cabreo preventivo. El reto está en equilibrar el derecho que todos tenemos de visitar lo que queremos con el derecho a vivir tranquilo. Hay dos maneras de hacer limitaciones: la rápida y la lenta. La rápida es la dictadura. La más lenta es intentar hacer las cosas desde la ética, desde el respeto a los demás. Yo quiero que la administración utilice la ética. Y entiendo que hay lugares en los que hay que emplear la dosificación. Soy consciente de que tengo límites, pero no se si están funcionando. Soy yo el que dice que el problema es social, no turístico.