El pasado fin de semana se celebró la tercera edición de la feria de construcción Ibiza Home Meeting. | ARGUI ESCANDON

El sector de la construcción en Eivissa ha superado los 10.000 afiliados a la Seguridad Social por primera vez en su historia. Fue el pasado mes de marzo, en pleno auge de obras para el inicio de la temporada turística. Un dato que en 2024 podría superarse si la actividad continuara al alza, aunque los últimos datos sobre proyectos visados presentados por el Colegio de Arquitectos hasta agosto hacen prever una caída tanto en viviendas unifamiliares y, sobre todo, en edificios plurifamiliares. «2023 está siendo un año de mucho trabajo. Este invierno hay mucha gente pidiendo presupuestos y queriendo hacer cosas y entiendo que, en parte, es porque la temporada ha sido razonablemente buena. Es cierto que los datos que dieron desde el Colegio de Arquitectos los visados iban a menos, pero esto será lo que nosotros hagamos a final del año que viene. Se supone que a partir de 2024 habrá un poco menos de actividad pero, de momento, todos estamos casi teniendo más trabajo del que podemos hacer», explica Consuelo Antúnez, presidenta de la Asociación de Constructores de la Pequeña y Mediana Empresa de Eivissa y Formentera (PIMEEF).

Otra de las señales de que el sector de la construcción en Eivissa está en auge ha sido la celebración el pasado fin de semana de la tercera edición del Ibiza Home Meeting, la feria de construcción que ha reunido a más de un centenar de empresas durante tres días en el Recinto Ferial de Eivissa, donde se han presentado las últimas novedades en materiales para la construcción, piscinas, domótica, cocinas, mobiliario, cristalería, ventanas, cerramientos, puertas o jardinería, entre otros segmentos. Un evento que ya se ha exportado a Mallorca y Marbella y que nació en plena pandemia para que las empresas del sector pudieran hacer networking y generar oportunidades de negocio. Además de los más de 3.000 m2 de espacio expositivo, los visitantes también pudieron escuchar ponencias de algunos de los arquitectos, interioristas, constructores, promotores e industriales más importantes del archipiélago balear.

PERSONAL. Pese a la buena marcha del sector, la falta de personal generalizada tampoco le es ajena a la construcción. «El problema más grande sigue siendo conseguir personal y completar las plantillas. En muchas empresas se han dado casos de tener que rechazar trabajos porque no tenían personal suficiente para hacerlo», destaca Antúnez. A esto también hay que añadir que las plantillas están envejeciendo. «No está resultando difícil encontrar relevo generacional. No es un sector, el de la construcción, que resulte atractivo para los jóvenes», añade la presidenta de la Asociación de Constructores de PIMEEF.

En este sentido, en los últimos tiempos se han ido dando pasos para mejorar la formación de los profesionales del sector y el pasado curso escolar se puso en marcha la FP de Grado Medio de Técnico de Obras de Interior, Decoración y Rehabilitación que se imparte en la sede de la Fundación Laboral de la Construcción que se inauguró también en 2022 en Sa Coma. «Tenemos mucha fe en esta FP porque es importante que la gente llegue formada y con interés, ya que muchos que entran de peón lo hacen sin formación buscando un trabajo puntual, no porque quieran dedicarse a ello», explica Antúnez, quien destaca que entre la veintena de jóvenes que cursan este grado medio de FP el 30 por ciento son mujeres.

En cuanto a los precios de los materiales, que hace un par de años sufrieron una importante escalada por la guerra de Ucrania y el atasco en el Canal de Suez provocado por el accidente del Ever Given, Antúnez asegura que se han estabilizado y que el problema ahora «es que los suministradores no te dan plazos de entrega, no te los garantizan, lo que complica un poco más la organización de la obra porque nunca sabes cuándo llegarán determinados materiales».

OBRAS. Los constructores ibicencos están llevando a cabo muchas obras de reforma que, según, explica Consuelo Antúnez, «en términos globales supone un 5 o un 10% de lo que supondría una vivienda nueva en cuanto a número de metros y cantidad de dinero». Una de las razones por las que los clientes están apostando por las reformas es el hecho de que pueden llevarse a cabo con una simple comunicación previa, mientras que si se tratara de una licencia para nueva construcción la espera sería de más de dos años en algunos municipios ibicencos. Tanto en suelo rústico como en urbano. «Me consta que en ayuntamientos como el de Sant Antoni de Portmany están consiguiendo agilizar la concesión de licencias, pero en el resto de municipios siguen con la misma tónica y la media para conseguir una licencia estaba en 26 meses, lo que es una barbaridad», sentencia Antúnez.

Unos plazos que para la presidenta de los constructores de la PIMEEF se reducirían con la contratación de más personal por parte de las administraciones públicas y la simplificación de la normativa. «Hay mucha y es un poco enrevesada, lo que para los técnicos resulta muy complicado tener claro exactamente qué implica. Habría que hacer un esfuerzo por parte de las administraciones para que fuera más sencillo, porque en ocasiones se solapan unas leyes con otras y no se tiene claro cuál es la que está por encima», apunta Antúnez.

La falta de vivienda asequible también afecta a la confección de las plantillas de las constructoras, que ven cómo los refuerzos que solían llegar para la temporada de invierno, entre los meses de octubre a marzo, ya no llegan porque no pueden permitirse un alojamiento en la isla. «Nosotros somos empresas pequeñas, con una media de cinco a siete trabajadores, por lo que no podemos alquilar un edificio para alojarlos. Las empresas de aquí solemos tener plantillas fijas, con gente que lleva viviendo muchos años aquí», explica la presidenta de los constructores de la PIMEEF.

Consuelo Antúnez considera que el decreto habitacional aprobado por el Govern puede ayudar «en cierta medida», pero que el problema de la vivienda en Eivissa seguirá existiendo mientras haya pisos que se dediquen al alquiler turístico. «Hacer vivienda pública está bien, porque todo ayuda, pero el problema son las viviendas residenciales que se dedican al alquiler turístico y la cantidad de viviendas vacías que hay. Hay que entender también que se debe proteger al propietario para que le compense e interese alquilar su vivienda todo el año», señala Antúnez.

La última modificación del Plan Territorial Insular (PTI) permite las segregaciones de fincas entre hermanos, abuelos y nietos y tíos y sobrinos. También se ha prohibido el alquiler turístico en suelo rústico, a excepción de las viviendas construidas antes de 1956, que podrán alquilar un máximo de tres habitaciones durante 60 días al año y con la condición de que el propietario viva en la casa y que con la renta obtenida lleva a cabo labores de mantenimiento de la finca.