Escuchar de manera activa supone algo más que oír, supone escuchar con todos nuestros sentidos. Dejando de lado nuestras preocupaciones para centrarnos en las preocupaciones y angustias del otro. Escuchar significa en primer lugar, mirar al interlocutor. El contacto ocular no puede perderse. Cuando inicio la relación y al cerrar el encuentro sería interesante siempre mantenerla. Escuchar mostrando interés en lo que nos están contando, sin una mirada perdida que denota que hemos desconectado. “Su historia es importante para él o ella, pero también para mí”. Escuchar con respeto sin juzgar, sin aconsejar de manera gratuita, sin dirigir, huyendo del “debes hacer esto o aquello”, o “el yo haría…” que tanto puede irritar a nuestro interlocutor. La persona que quiere ser escuchada en ocasiones, solo necesita y quiere eso, ser escuchada. Escuchar de forma activa, aunque es una habilidad social básica, no es algo sencillo. Requiere haber sido entrenada, pero sobre todo el uso de su propia técnica. Así se recomienda (1) mirar a la persona que tenemos delante, (2) centrarse en su historia no en la nuestra, (3) esperar que termine, no interrumpir, (4) hablar si es preciso. Aquí entrarían los consejos, las instrucciones y las sugerencias. Por lo tanto, si no nos las piden no las incorpore, únicamente escuche de manera activa y sobre todo denote su motivación y una actitud proactiva hacia ese encuentro interpersonal.
Escucha activa
05/11/21 11:15
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