El año 2020 será recordado como el año de la pandemia. El confinamiento total y una temporada turística corta y pírrica han tenido consecuencias devastadoras para la economía balear. Nadie fue capaz de anticipar la aparición de la COVID-19, que obligó a cerrar los negocios no esenciales y a confinar a la población para evitar el colapso de los hospitales. El 14 de marzo se decretó el estado de alarma, que obligó a un confinamiento total. El 2 de mayo se permitieron los primeros paseos y el 22 de junio empezó la ‘nueva normalidad', días después de que llegaran los primeros turistas, recibidos entre aplausos de los trabajadores de los hoteles.
El desastre de la pandemia
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