Como siempre, hay que hacer un análisis de rentabilidad-riesgo. Las divisas (no hay que olvidar que el precio de una moneda siempre es respecto a otra) pueden cotizar en función de datos macroeconómicos, decisiones de bancos centrales (que a su vez deberían ser motivados por la macro) o por movimientos de mercado más o menos racionales.
Ante esta dificultad, valorar soportes y resistencias es de gran ayuda. En el caso del euro contra el dólar, con la Reserva Federal y el Banco Central Europeo volviendo a políticas expansivas, ha vuelto a entrar en el canal 1,15-1,05; lateral en el que se movió desde principios de 2015 hasta finales de 2017. Esta es la referencia que hay actualmente. El euro contra la libra, penalizada por el brexit, se ha alejado de la resistencia de 0,937, e incluso ha perforado el soporte de 0,874 marcando el siguiente objetivo en 0,835. La divisa que sí tiene una tendencia alcista contra el euro, algo que perjudica mucho a los afectados por hipoteca multidivisa, es el yen japonés. De hecho, se está acercando a la resistencia de 122-123; si no lo consigue, los soportes estarían en 120 y 115.
La utilización de las divisas puede ser directa o aprovechando la inversión en algún activo denominado en moneda distinta al euro.
Sin duda, utilizar buenos fondos de inversión de gestoras expertas en determinadas zonas es la forma más óptima para un pequeño inversor; además, podría aprovechar las clases cubiertas o hedged (que protegen del riesgo divisa) de esos mismos fondos.
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