En finanzas en general y en el mundo de la bolsa en particular es habitual inventar conceptos o buscar nuevas palabras para definir un sector o un momento determinado.

Ahora es novedoso hablar de las FAANGs acrónimo de Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google (cotiza como Alphabet). No solo son cinco gigantes tecnológicas, por su tamaño y diversificación subsectorial, sino que además engloban a un espectro muy alto de empresas.

Entre ellas capitalizan casi 3.400 billones de dólares (millardos en formato europeo) y trabajan un amplio abanico de nuevas tecnologías. Aunque originalmente se trata de una red social, software, comercio electrónico, televisión online y un buscador incorporan muchos otros aspectos: big data, plataformas de datos, a juegos, almacenamiento o fintech. Son empresas de gran tamaño y que tocan varios y diferentes aspectos tecnológicos.

Para invertir en ellas hay varias opciones: la más directa y a la vez la más complicada es comprar directamente acciones de estas compañías. En este caso, es importante buscar soportes que permitan marcar un punto de salida por si las previsiones de algunos analistas son ciertas y vuelve a haber una burbuja en la bolsa tecnológica norteamericana, especialmente teniendo en cuenta que, a excepción de Facebook, el resto están rozando sus máximos históricos.

Los más relevantes serían los 151 y 132 dólares para Facebook; 1.720 y 1.600 para Amazon; 200 y 190 para Apple; 330 y 310 para Netflix y 1.000 y 850 dólares para Google.

Otra opción es replicar el índice bursátil donde cotizan las cinco acciones, el Nasdaq 100, comprando un ETF, por ejemplo el QQQ Trust ETF (solo faltaría Netflix entre las cinco mayores posiciones del fondo).

Sin embargo, la más fácil y óptima, tanto financiera como fiscalmente, es invertir en un fondo de gestión activa sobre la tecnología norteamericana. En este supuesto, hay varios que incluso baten la rentabilidad del Nasdaq, uno de los índices más rentables de los últimos años que podría (+600% desde 2009), además, proteger del riesgo dólar al inversor europeo.