Hace unos años que de forma periódica se vienen analizando las titulaciones de nuestros políticos. Por ejemplo entre los 350 diputados al Congreso los estudios de Derecho siguen siendo de las carreras más habituales (50%), pero también se sientan en el hemiciclo representantes con formación en Empresa, Económicas o Ciencias Políticas.
También es muy habitual que la forma de acceder a la política principalmente tenga dos puertas de entrada, bien desde la función pública (funcionarios/as) o de las bases de los partidos (jóvenes que entraron en el aparato y es lo único que han conocido del mundo real). Por supuesto sería injusto generalizar, pero me temo que la política tiene mucho más de “promoción interna” -un escalón más en la trayectoria profesional- que de verdadera vocación de servicio público.
La primavera que viene tendremos (como mínimo) elecciones municipales y seguro que los partidos ya están comenzando a mirar a sus bases para conformar unas lista de posibles candidatos. Los codos -finalmente- harán el resto…
Solo por aportar algo me gustaría citar el caso de China. Es cierto que la política china no tiene nada que ver con la occidental y que el gobierno chino no tiene la presión de tener que ser evaluado cada cuatro años, como sucede en el resto de los países democráticos. En cualquier caso, la mayoría de los líderes chinos no son licenciados en derecho sino que tienen formación científica o de ingeniería.
Xi Jingpin, máximo líder del Partido Comunista Chino y presidente de la República China, es ingeniero químico o Yu Zhengsheng, el presidente partido, es ingeniero militar. Esto solo es un ejemplo, porque si revisas la formación del resto de los cargos políticos chinos compruebas que el 80% también tiene esa formación académica científica o de ingeniería.
Esta formación técnica de los dirigentes políticos chinos estoy seguro de que les facilita la aproximación a muchos problemas que aquí se eternizan si no tienes la capacidad de comprender, muchas veces, una simple una hoja Excel.