Las bolsas se mueven y el cambio en la política monetaria se avecina a más velocidad de la esperada y seguramente en mayor medida de lo previsto. Después de un largo periodo de tipos de interés en mínimos históricos cambiará el escenario. No obstante, la economía real tanto en EEUU como en Europa goza de buena salud. A pesar de ello, se augura un 2018 con una mayor volatilidad en los mercados. El largo periodo de prosperidad bursátil parece finiquitado. Las bolsas van a su ritmo y no siempre replican la realidad económica del momento.
Cambio de registro. Si ponemos el foco en las cifras macroeconómicas de 2017, nuestro país sigue liderando el crecimiento económico de la zona euro con un PIB interanual del 3,1 %, solo dos décimas menos que el pasado ejercicio, y ello a pesar de la inestabilidad política de Catalunya que se vivió a lo largo del último trimestre del año pasado y que se mantiene en la actualidad, con un Parlament paralizado a la espera de un debate de investidura que permita elegir a un president de la Generalitat que forme gobierno y se vuelva a la senda constitucional. En este sentido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, le interesa el levantamiento del artículo 155 porque está en juego la aprobación de los presupuestos de 2018. Sin los votos del PNV no hay presupuestos.
Retomo el tema catalán. Hace unos días el presidente de la Cámara de Comercio de Catalunya, Miquel Valls, afirmaba que las previsiones de la cámara para este año eran de un crecimiento del 2,7% en un escenario de normalidad. No obstante, afirmaba que “si la incertidumbre sobre la situación política se agrava, habrá que revisar a la baja”.
Personalmente, no soy optimista porque a día de hoy la incertidumbre no ha desaparecido; al contrario, más bien da la sensación de que se agrava por momentos. El tema va para largo. Los soberanistas, a pesar de su mayoría parlamentaria, deberían abandonar la épica, apostar por la racionalidad y huir del choque frontal con el Estado, que siempre acabará mal. Como afirma Lluís Foix, “el conflicto es viejo y persiste”.