El turista de invierno encuentra en Mallorca una amplia gama de ofertas deportivas, culturales, religiosas y gastronómicas. | A.B.

Con motivo del Año Internacional del turismo sostenible para el desarrollo impulsado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Govern y los consells insulars han creado el documento Estrategia de Turismo Sostenible para las Illes Balears 2017-2020. Este documento formula 11 líneas estratégicas de actuación y plantea 57 programas específicos. Sin duda, el turismo es la actividad económica con más repercusión de Balears en cuanto a renta, empleo y actividad. No obstante, es esta misma actividad turística la que supone una excesiva explotación de los recursos territoriales y medioambientales y precariedad laboral.

Por todo ello, el documento fija como objetivo mejorar la competitividad turística de Balears como sector estratégico y de desarrollo económico, compatibilizando la industria turística con la protección del medio ambiente y la calidad de vida de los residentes. Para esto, debe procurarse el uso óptimo de los recursos ambientales de cada isla, respetando su autenticidad. Todas las estrategias que el Govern quiere impulsar están apoyadas en criterios de calidad, sostenibilidad, innovación, profesionalización y cooperación público-privada.

El plan de actuaciones está previsto que se desarrolle hasta el año 2020. Una de estas actuaciones consiste en recaudar 30 millones para invertirlos posteriormente en las estrategias para la sostenibilidad turística. El dinero procede del Impuesto Turístico Sostenible (ITS), que entró en vigor el pasado año.

El conseller de Innovació, Recerca i Turisme, Biel Barceló, declaró en la feria Internationale Tourismus Börse (la ITB de Berlín), que se celebró el pasado marzo, que “solo seremos competitivos si somos más sostenibles”, remarcando la importancia de que “instituciones y empresas se impliquen y colaboren”.

El director gerente de la Agencia de Turismo de Balears (ATB), Pere Muñoz, ha declarado a este periódico que dichas estrategias suponen “un reto complicado porque siempre ha existido una tendencia a crecer en volumen y no en calidad”. Además subraya que cuando hablamos de turismo sostenible, hablamos de calidad, entendida como turistas cívicos, responsables y con mayores recursos económicos. El gerente de la ATB no niega que será difícil, pero que conseguir la sostenibilidad no es una opción sino una necesidad porque los recursos son escasos. “Durante el siglo XX hemos sido pioneros en la creación del turismo. Durante el XXI tenemos que crear una estrategia donde conviva la calidad de vida de los residentes con la afluencia turística”, aclara, mientras afirma que ya se están llevando a término algunas medidas, como inspecciones de trabajo para mejorar la calidad laboral de los empleados del sector turístico.

En materia energética, existe voluntad de aprobar una ley contra el cambio climático, orientada a conseguir la transformación del modelo energético. Para Muñoz, uno de los hitos más importantes es lograr que la gestión aeroportuaria pase a manos del Govern para que establecer límites al turismo sea más fácil. “El Estado se resiste a que la gestión aeroportuaria esté en manos de las comunidades y no entiende que el turismo sostenible es una prioridad”, concluye Pere Muñoz.