Ya bien entrados en 2016, y con casi tres meses de movimientos económicos inesperados, erupciones políticas y/o sociales y previsiones que se cumplían o no, el pronóstico inicial de principios de año sigue siendo el mismo: el dólar va camino de imponer un fuerte castigo a cualquier otra divisa mundial de aquí a finales de año. Y esto, la fortaleza del dólar mostrada en los últimos tiempos, se ha convertido en un importante factor de riesgo para la economía mundial.
Primero de todo porque la anunciada subida de la divisa norteamericana va camino de debilitar, o más bien ya lo está haciendo, las economías emergentes y productoras de materias primas. Y esto, claro, suma mayor inestabilidad a unos mercados que ya desde hace tiempo vienen acostumbrados a pilotar en las turbulencias financieras. Además, todo ello se está produciendo en un contexto en el que el dólar está acumulando un 3'6% de descenso frente a otras divisas en lo que va de año. Es decir, que pese a que los signos de que la divisa norteamericana podría no cumplir los pronósticos anunciados son más que claros, los inversionistas y los mercados parecen hacer caso omiso a ellos y siguen teniendo una especie de fe ciega en que, en menos de nueve meses, el dólar se valorará, por ejemplo, por encima del euro.
Entre estos optimistas respecto al futuro de la moneda estadounidense se encuentra el WSJ Dollar Index, que tal y como ya se anunciaba, prevé una apreciación del dólar del 15% de aquí a final de año gracias a la campaña de la Reserva Federal Estadounidense de subir las tasas a corto plazo. Y por el mismo camino sigue la opinión de David Donadebian, director de inversión de Atlantic Trust Private Wealth Management, que afirma creer que «en el transcurso del año probablemente veremos un fortalecimiento del dólar», un factor que es, tal y como explica Donadebian, «extremadamente importante para el mercado de renta variable y el mercado de bonos».
En definitiva, la muy anunciada pero no por ello menos sorpresiva extrema fortaleza del dólar está suponiendo un quebradero de cabeza para muchas economías nacionales y para ciertas empresas de sectores varios, que viven con un ojo pendiente de las ondulaciones que la valoración del dólar pueda sufrir en su camino. Y todo ello, finalmente, lo que acaba por provocar son oleadas de pánico en torno a valores menos seguros como son las commodities o los bonos de países de mercados emergentes.
El panorama para el pequeño inversor
Sin embargo, en lo que se refiere al día a día, a la más inmediata actualidad sin tener en cuenta los anuncios de la imposición del dólar frente al euro de aquí a final de año, la moneda estadounidense sigue sin ponerle freno a su poco pronunciada bajada frente a la europea, llegándose ya a pagar en el Forex 1,1196 dólares por cada euro. Unos resultados provocados por los mediocres datos de consumo e inflación anunciados hace unos días en los Estados Unidos.
Por lo tanto, para el pequeño inversor que opere con Forex, el seguir apostando contra el dólar a corto plazo sigue siendo una buena opción, siempre que las posiciones que se abran sean cortas y no se pretenda conseguir beneficios tremendamente grandes, algo que parece más bien difícil ante la anunciada y más que anunciada subida del dólar. Y es que en estas épocas de grandes fluctuaciones y alteraciones constantes de los mercados financieros, probablemente la gran virtud de cualquier pequeño inversor en el mercado de divisas, el de futuros, de materias primas o el bursátil, sea la extrema prudencia.
Los cambios (y bruscos) pueden llegar en cualquier momento, y una variación de rumbo total en las corrientes financieras puede suponer una pérdida muy importante de dinero. Por eso, en estos momentos, siempre es mejor abrir posiciones cortas, no arriesgar mucho dinero y contar con que, tanto es posible que el oleaje y el viento vengan a favor, como también puede darse la casualidad de que suceda todo lo contrario. Aplicando dicha metodología, ya puede ocurrir lo que sea, porque a uno nunca lo pillarán desprevenido. Incluso aunque todos los pronósticos se caigan y el dólar se caiga tal y como nadie pronostica, la caída no dejará herido alguno.
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