Las Illes Balears se juegan este año su futuro a medio y largo plazo. Y no solo por el valor y el color que puedan tener los resultados de los próximos comicios autonómicos. Nuestra comunidad tiene por delante un conjunto de retos que se resumen en recuperar su liderazgo para marcar la senda del crecimiento económico, fomentar el empleo e imponer políticas de eficiencia y ahorro.
Estaremos de acuerdo, estimado lector, en que el pilar donde se debe sustentar el crecimiento económico y la creación de empleo es el turismo. Sin duda es el eje donde se realizan la mayoría de actuaciones, públicas y privadas. Desde la oferta tradicional de sol y playa hasta la de emprendeduría basada en el conocimiento y la innovación. Desde las reformas de rehabilitación de la planta hotelera obsoleta hasta la adopción de los principios de especialización. Todas tienen como objetivos diferenciarse de la competencia y crecer en rentabilidad.
El desafío es considerar el desarrollo territorial y la belleza del entorno medioambiental como palancas para incrementar el valor, la calidad y la variedad del potencial turístico de Balears, siendo el capital humano un pilar fundamental.
Y a la mejora de ese capital humano hay que dedicarle políticas y recursos a medio y largo plazo. Con generosidad en el diálogo e interconectando la comunicación, la empresa, la cultura y el bienestar. Subrayaba, en el artículo anterior, estos cuatro principios esenciales en materia de excelencia educativa. Los retos del presente requieren integridad, compromiso ético y equidad. Los factores humanos deben orientar las actuaciones profesionales y empresariales.
Los datos que se presentan estos días, y que tanto juego dan a la contienda electoral, apuntan la crecida en la afiliación a la Seguridad Social (+3,2%), en el número de autónomos (+3,3%), en los nuevos contratos (+12,8%) y en la creación de empresas (+1,9%). Disminuye el paro registrado (-8,4%), y ya lleva cayendo 28 meses. El balance del crecimiento económico en lo que va de año (+1,9%) se pierde en ese sinfín de cifras y porcentajes que pueblan las estadísticas y sus crónicas.
Pero no solo de elecciones vive el ciudadano. De vez en cuando la realidad colectiva pierde su anonimato y nos devuelve al primer plano de la actualidad. Esta vez la fuente ha sido el informe anual del fondo de reserva de la Seguridad Social, correspondiente a 2014. Este fondo, creado para cuando la Seguridad Social no pudiera sufragar las pensiones ni actualizarlas, indica que la hucha del ahorro ha disminuido un 37% en los tres últimos años, de 66.815 millones a 41.634.
España tiene 9,2 millones de pensionistas de toda clase: jubilación, viudedad, incapacidad permanente, orfandad... que cobran unos 880 euros de media cada mes. De ellos, 5,6 millones son jubilados que perciben de media unos 1.015 euros mensuales. No es un aviso para la perturbación social, pero sí para la inquietud. Aunque los indicadores actuales muestren un atisbo de cambio de tendencia, la gestión de la crisis ha hecho que coticen menos trabajadores y que los nuevos coticen menos, porque sus salarios son inferiores. Ahí incide otro factor importante, este de naturaleza estructural: el envejecimiento continuo de la población española. Todo ello afecta al sistema de pensiones, tanto por el lado de los gastos como por el de los ingresos.
Si en las Islas apostamos por un modelo económico más competitivo y sostenible, hay que incrementar la dotación de recursos para mejorar la educación a todos los niveles. Y si estos desafíos dependen del esfuerzo y del trabajo común, con mayor sentido debemos defender las políticas basadas en la equidad, la eficiencia y el ahorro. Es pertinente reforzar el sistema público de pensiones para hacerlo sostenible. Los que hoy trabajan pagan el bienestar de los retirados y el compromiso social dicta que los que trabajen, en el futuro también deberán tener aseguradas sus pensiones. Es la solidaridad intergeneracional, un modelo de reparto justo que define el estado del bienestar. Ahí se conjugan los interrogantes del futuro y los desafíos del presente.
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