En 2015, la organización 14-18 Now encargó a Dave McKean un proyecto artístico inspirado en la Primera Guerra Mundial. McKean se creció con esa petición, e inspirándose en la figura del pintor británico Paul Nash, realizó la novela gráfica Black Dog, que ahora se publica en español gracias a ECC y que representa la vuelta al cómic por todo lo alto del genial portadista de Sandman.
Paul Nash fue un pintor londinense que sirvió en el Ejército británico durante la Gran Guerra. Tras el final de ésta, consolidó su carrera como artista plástico y estableció vínculos con las vanguardias de la época, especialmente con el surrealismo. El gran mérito de Nash fue combinar la tradición de la pintura paisajística inglesa con los movimientos de vanguardia europeos.
McKean reconstruye la figura de Nash de manera fragmentada, con una serie de saltos temporales que nos llevan desde el Paul niño, evocando la figura de su madre, hasta su estancia en el hospital de Queen Square, donde se recupera de sus afecciones nerviosas. Los sueños de Paul Nash son el hilo conductor de la obra, a través de los cuales, vamos conociendo al autor.
Nos encontramos con un Dave McKean pletórico, que a pesar de haber desarrollado en los últimos años una maestría inigualable en la ilustración digital, vuelve en Black Dog a apostar por un trazo físico, real, más carnal y contundente. Y no sólo eso, sino que en un extraordinario tour de force, no se conforma con seguir un solo estilo, sino que durante toda la novela gráfica experimenta con diferentes trazos, ora más realistas, ora más caricaturescos, en ocasiones estableciendo un diálogo con el surrealismo del que bebió el propio Nash, en otras, haciendo uso de sus fantasmagóricos collages. Todo ello, en una asombrosa mezcolanza en la que esos diferentes estilos conviven yuxtapuestos, en violentos contrastes para el lector. Es un Dave McKean completo el que encontramos aquí, desde el minimalista, hasta el pintor de vanguardia, pasando por el veterano narrador de cómic.
Black Dog es una obra difícil. Necesita de varias lecturas para que el lector pueda llegar a su fondo. Y, aunque esto no suceda, como las buenas obras de vanguardia, es capaz de transmitir emociones sin necesidad de que entendamos todo. Una obra que marca un nuevo hito en la carrera de este autor, y que seguramente tendrá lugar entre las mejores obras del año
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