—¿Habéis tocado en Ibiza alguna vez?
—Sí, ya visitamos la isla con la gira de Fácil en 2011. Hay ganas porque hace ya bastante tiempo. Antes de cada concierto suelo hacer un poco de deporte así veo la zona en la que estoy y aquella vez solo me dio tiempo a eso y me quede con ganas de más. Pensé: «¿Pero esto qué es? ¿Cómo es posible que no la conozca?». Ibiza es un lugar que tengo que descubrir sin trabajar. Ojalá pueda visitarla como se merece.
—¿Qué tipo de concierto verán las tortugas el viernes?
—Un repaso por las canciones más representativas de nuestra discografía y también presentamos a nuestra niña Bailarina a ver que repercusión tiene allí.
—¿Presentarán el disco que sale a la venta el 8 de septiembre?
—Sí, al viernes siguiente. Pero la intención siempre en nuestros conciertos es que se cante todo porque considero que las personas tienen el mensaje dentro de sí y lo amplifica al universo. Y por eso no me siento bien cuando la gente no canta. Si una canción no es cantada la retiramos del repertorio. La Bailarina es el lado femenino, la escucha, la pausa... Y fíjate que a mi me gusta escuchar mucho y cantar poco, así que, al contrario de lo que parece, me gusta que canten ellos y escuchar yo.
—¿Bailarina es su disco más sensible?
—No lo sé... Al poner el acento en el lado femenino tal vez lo parezca pero es que siempre he tratado de expresar sin ningún tipo de miedo lo que siento, y ese lado femenino. Y además, creo, que vivo de él.
—Pero no habla del amor al que el pop nos tiene acostumbrados...
—No. El pop la mayoría de las veces ve el amor desde la falta, desde el no, desde el desamor, y ya estoy cansado de esto... (risas). ¿Por qué no hablamos de lo bonito y no del sufrimiento o de la ausencia, que está muy bien? Yo también tengo canciones sobre eso pero discografías enteras ya no porque nos hacen falta otras cosas. Está bien escribir sobre el «sí», sobre el «puedo hacerlo», sobre el «vales mucho». Ya se que es más difícil pero para eso nos pagan (risas). Tenemos que ser capaces de contarle a la gente más que penurias y por eso escribo desde ahí, desde el amor propio. El verdadero amor es el amor propio.
—¿Por qué ese homenaje al universo femenino?
—La verdad es que... ¿Lo oyes? – llanto de bebé – Esta es Bailarina. Sabes que los bebés improvisan todo el tiempo, ¿no? (risas). La verdad es que te pones a pensar por qué escribes una canción pero por más que intentes hacerlo es ella la que te lleva a ti, no es algo racional. Quería darle un color a mi discografía con una canción que invitase al movimiento, al baile, y coincidió con el nacimiento de mi primera hija. Tenía hijos pero no hija. Es como yo llamo a mi hija, Bailarina. Así se llama el álbum y también un libro que sale en noviembre que también habla de ese lado femenino.
—¿Qué ha descubierto de ese universo femenino que le ha cautivado?
—Muchas cosas. Quería contar desde otro lugar que vamos tan deprisa por el tema de la economía y del mercado que no se atiende a nadie ni a nada y que al final dejamos la pausa, la recesión, la escucha, la sensibilidad... todo eso que es la Bailarina queda relegado. No sólo se nos olvida a los hombres sino también a las mujeres y eso no lo podemos aceptar. Son necesarias ambas polaridades, no hablo de machismos ni de feminismos, sino de complementaridad, necesitamos las dos partes y eso se está olvidando por la velocidad de nuestras vidas. El mercado prima sobre la salud, la educación, sobre todo... pero cuando te sientas frente a una madre con su hijo un ratito tranquilo te das cuenta que la vida es otra cosa. Eso es un poco lo que contamos con este disco.
—¿Es un honor ser la banda sonora de la Vuelta Ciclista a España para un amante del ciclismo como usted?
—Fue un sueño que llevo tiempo persiguiendo y se pudo hacer este año porque la canción casaba con la Vuelta. He ido a la salida, a una etapa... espero poder estar en la llegada a Madrid. Estoy feliz, es como si me hubiera ganado un Grammy.
—Sois una banda muy premiada pero eres más ‘anticelebrity' por decirlo de alguna manera...
—No entiendo esto de no poder comprar en un supermercado tranquilamente. Probablemente forme parte de mis miedos, de mis inseguridades. El protagonismo lo marcan las canciones y aunque quizás no se tenga tanta repercusión la tranquilidad no se paga con dinero. Creo que es un caso único en la música española el tener tanta presencia de tus canciones y ser un perfecto desconocido en el día a día. Llevo así mucho tiempo y espero que dure mucho tiempo.
—Maldita Nerea es una banda «optimista»... algo que necesitan mucho los jóvenes. ¿Ese es el secreto de vuestro éxito?
—El optimismo no interesa demasiado. Escribir desde ese «otro lado» es un deporte de alto riesgo porque llamar la atención desde el optimismo es muy complicado. Pero oye (risas)... es lo que me ha tocado porque no puedo escribir desde otro lado. Escribo desde el «sí» y no desde los límites, escribo hacia el horizonte y en términos positivos. No digo que no consuma lo otro pero no puedo hacerlo con tanta credibilidad.
—¿Nos puede adelantar algo del libro?
—Es donde desarrollo mejor este concepto de la bailarina, el lado femenino que todos tenemos y que nos completa. Es una ficción, una historia de una chica cualquiera a la que le pasan cosas y no puede olvidarse de su bailarina. El baile es la música hecha movimiento y no se vería si no fuera porque alguien les da visibilidad y esa metáfora me gustó mucho. Es muy complicado vivir de ese arte pero son mujeres muy fuertes y muy flexibles, muy preparadas. Su universo es apasionante. Es una palabra muy querida, que no hiere, desde ahí hemos querido cuidarlas lo máximo posible tanto en el libro como en el disco.
—¿Quieres dejarle un mensaje a las ‘tortugas' ibicencas?
—(risas) ¡Qué bien suena! Que vivan el presente y que no corran, eso es completamente antintuitivo, pueden correr tres y no somos nosotros.
LA CITA
SOPA DE CABRA, MALDITA NEREA Y TONTO
Se celebra mañana en el Recinto Ferial de Ibiza a partir de las 20.00 horas. Las entradas cuestan 15 euros de forma anticipada y 18 euros en taquilla.
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