Después de siete poemarios y numerosos ensayos sobre arte contemporáneo (una parte de los cuales ha sido publicada en tres volúmenes), Enrique Juncosa (Palma, 1961) ha dado un nuevo salto literario adentrándose en la narrativa a través de un libro de relatos, Los hedonistas, recién publicado por Los libros del lince. Director durante nueve años del Irish Museum of Modern Art de Dublín, también fue subdirector del Museo Reina Sofía de Madrid y del IVAM valenciano. Amante de los viajes, en la actualidad reside en Eivissa, una isla que, reconoce, le aporta la tranquilidad necesaria para concentrarse en su universo literario.
—Un libro de relatos después de varios poemarios y ensayos de arte. ¿A qué se debe este giro literario?
—Desde hacía varios años tenía ganas de escribir narrativa. Antes no podía por el trabajo en el museo. De hecho, una de la razones fundamentales por las que dejé el museo fue para poder escribir. Este es el primer libro de narrativa que publico, aunque ya hay un segundo libro terminado y un tercero en camino. Me lo tomo en serio, vamos.
—¿Acostumbrado al ritmo y la musicalidad de la poesía por un lado y al lenguaje más técnico del ensayo y el mundo del arte, dónde ha estado la principal dificultad para escribir narrativa?
—En una ocasión le preguntaron a Margerite Duras por qué escribía y ella contestó que para ver cómo era lo que salía. En mi caso, antes de dedicarme a ello, cuando fantaseaba con escribir cuentos y novelas, no me imaginaba pensando en si me parecería a ese o a otro escritor. Y al escribir me he dado cuenta de que sale esto. De todas maneras, el mundo de estos relatos es un mundo semejante al de los poemas en el sentido de que una de las cosas que más me gustan es viajar y eso se ve mucho en el libro, al igual que se reflejaba en los poemas. También hay una especie de culturalismo, que para mí no es una ostentación sino un poco la vida que llevo, que es de lecturas y reflexión, y eso se tiene que reflejar en la escritura. Creo que los poemas de algunos de mis libros tendían un poco hacia lo narrativo, aunque en el último volví a experimentar un poco con el ritmo y la métrica. Al final, creo que ambos mundos son parecidos.
—Precisamente, Vicente Molina Foix señala en el prólogo de ‘Los hedonistas' que uno de los placeres de este libro es lo que se viaja leyéndolo.
—Hay un cuento, el más antiguo, cuya acción ocurre antes de la independencia de Filipinas y uno de ciencia ficción que ocurre en Argentina. Cambian mucho de época y lugar. Otros ocurren en el sudeste asiático que es un lugar que visito con cierta frecuencia porque me gusta mucho.
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