—Actualmente investiga el turismo cultural en Balears.
—Soy el coordinador de un proyecto de investigación sobre el turismo cultural en Balears, análisis de la actualidad y perspectiva de futuro. Este proyecto ha comenzado este año y terminará a principios de 2015. Es un proyecto de la Cátedra Meliá Internacional, ubicada en la UIB y que ha hecho un concurso público de proyectos de investigación que ganó el que coordino. Analizamos el turismo cultural que hay en Balears un poco en perspectiva histórica, pero hablando mucho del presente y del futuro. Somos un conjunto amplio de investigadores en un grupo que está abierto a quien quiera colaborar y participar. De hecho, en Eivissa he estado hablando con las instituciones públicas y también con el Patronat Eivissa Patrimoni de la Humanitat para intercambiar opiniones, experiencias y establecer posibles colaboraciones dentro de la investigación, que tendrá un límite temporal de dos años para trabajar. Presupuestariamente tenemos medios para hacer cosas, aunque también haremos muchas otras en colaboración con las instituciones.
—Habla del turismo cultural en perspectiva histórica. ¿Realmente ha habido un turismo cultural en Balears?
—Creo que sí. Ha habido un conjunto de personas que lo han promovido en cada una de las Isla, con diferencias notables entre unas y otras, que tienen su origen en los viajeros del siglo XIX y principios del XX y que se relaciona mucho con cuestiones de patrimonio natural y patrimonio histórico y artístico. Hemos sido una fuente inagotable para escritores, periodistas, pintores, para gente que ha venido aquí y que ha estado de paso o que se quedó a vivir en las Islas desde el XIX. Hay etapas con más gente y etapas con menos, dependiendo de las coyunturas políticas, como las guerras mundiales o la Guerra Civil. Pero hay una tradición y un gran potencial.
—La conferencia se enmarca en el 80º aniversario de Fomento del Turismo. ¿Cuán importante fue su instauración en Eivissa en el ya lejano 1933?
—Fue fundado por gente que no hablaba de sol y playa, sino de cultura y paisaje. Fue emblemático. A partir de aquellos que fueron a Vila o Sant Antoni, que comenzaron a venir, de esos pintores y escritores que mencionaba antes, me parece natural que surgiera el Fomento. Eran entidades del Sindicato de Iniciativas en España y, desde principios del sigo XX, surgían en una serie de territorios, siendo parte de la sociedad civil, aunque también colaboraban con las instituciones políticas. Entonces ya existía el de Mallorca, el Sindicado de Iniciativa de Barcelona y otros en otras ciudades españolas, por lo que veo de una lógica absoluta la creación del de Eivissa. Y hay que recordar también a quienes estaban al frente, personas como Bartomeu de Rosselló o Ignasi Wallis. Confluyó gente con mucha voluntad y que no estaba en el mundo empresarial y eso es importante.
—El papel de las instituciones en el impulso del turismo cultural es vital, pero parece que sus esfuerzos en este sentido son leves y seguimos confiando casi al cien por cien en el ‘sol y playa'.
—Todo es complementario. Quien desea un turismo de sol y playa es importante que sepa donde está, que conozca su cultura y profundice en su paisaje, pero cada vez se da más un turismo del siglo XX al que le gusta el sol y la playa, pero también el senderismo, los yacimientos arqueológicos o un museo de arte contemporáneo. Después está la cuestión de la información, que es básica y en la que juegan un papel importante las instituciones, los medios de comunicación, la publicidad, las empresas, las federaciones y aún en este siglo XXI los fomentos del turismo. Cuando hablamos del tema cultural hablamos de los niños y de los adultos, de los visitantes y de los residentes, y eso es mucho trabajo por hacer por parte de las instituciones.
—Para que pueda haber un turismo cultural debe haber una política cultural. Usted fue presidente del IEB. ¿Cómo ve la actual política cultural del Govern balear?
—Hace ya un tiempo que las políticas culturales del Govern deberían potenciarse. La crisis no debe ser en absoluto causa para no potenciar la cultura, porque ahora es más necesaria que nunca. La cultura también es hablar de lugares de trabajo y de negocio. Pero hay esperanza y toda etapa ha tenido cosas positivas y negativas. Creo que trabajando se podrán llegar a hacer cosas. Este proyecto de investigación aporta eso precisamente: hacer cosas, hacer propuestas de futuro. Fui presidente del IEB poco tiempo y estoy satisfecho del trabajo que hicimos. Hubo errores, pero también aciertos.
—¿Y el papel del IEB una vez desaparecida la relación balear con el Institut Ramon Llull?
—Debe ser compatible estar en el Llull y que los consells y el Govern tengan perspectiva internacional. Creo en esa compatibilidad. Lo normal es que la Comunitat esté en los principales organismos culturales posibles, y uno de ellos es el Llull. Sobre si al IEB ahora mismo le puede venir grande, depende del trabajo que haya y de los recursos humanos y materiales. Gente capacitada para hacer proyección cultural la tenemos, el mismo Consell d'Eivissa se esfuerza en sacar la cabeza y estar presente como producto específico. Trabajando y esforzándose se pueden conseguir cosas. El IEB para 2014 tiene más presupuesto y unas serie de proyecciones internacionales previstas. En mi etapa estábamos en el seno del Llull e hicimos cosas a nivel internacional con ellos y sin ellos.
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