Sergi Vicente, durante un concierto.

Profesor de guitarra clásica en el Conservatori Superior de Música del Liceu y fundador de la Orquesta de Guitarras de Barcelona, Sergi Vicente regresa esta noche a Eivissa para ofrecer un recital (20,00 horas, Teatro España) en el que desgranará la historia de ese instrumento a través de piezas de compositores como Fort, Tárrega o De Falla.

—¿Cómo resumiría la actuación que ofrecerá esta noche en el Teatro España?

—Tocaré unas piezas de cada época y explicaré algunas cosas. Al mismo tiempo se proyectarán unas diapositivas, por ejemplo de una vihuela, de una guitarra barroca o de compositores. No es una conferencia, es un concierto en el que no solo toco sino que explico qué significa la pieza, en qué momento se compuso y lo ilustro con fotos de situaciones relacionadas.

—¿El motivo de estos conciertos es que la guitarra española es un poco una desconocida entre el gran público?

—Un poco sí. Se conoce mucho el repertorio habitual, pero excepto los estudiantes de guitarra, que están un poco más metidos, no se conoce de dónde viene, el instrumento que había antes, todo aquello que no sea el repertorio más típico. Intento introducirlo para que haya una percepción más general y hacerlo de un modo más ameno.

—En la primera parte hay un apartado llamado ‘La resurrección'. ¿Qué significa?

—A principios del siglo XIX, sobre todo, aunque también a finales del XVIII, surgió el piano. Todos los compositores, grandes nombres como Chopin, Mendhelsson, Beethoven..., comenzaron a escribir para piano y dejaron de hacerlo para guitarra, que hasta entonces era un instrumento muy de la corte, de la aristocracia. Se puede decir que hubo una especie de desaparición de la guitarra del panorama de los conciertos desde principios del siglo XIX hasta finales de ese mismo siglo, que es cuando surge la figura de Tárrega. Y por eso ese apartado del concierto lleva este título concreto de La Resurrección, porque la guitarra estuvo sesenta o setenta años fuera de circulación, en los que fue un instrumento más de taberna y de fiesta, pero no de conciertos.

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