PEP TUR

Ocurrió en marzo de 1936, pocos meses antes de que estallara en nuestro país la Guerra Civil. Un grupo de personas entró por la noche en el Ayuntamiento de Eivissa, cogió los retratos de la galería de los ilustres del Consistorio y los lanzó al mar por el acantilado. Los daños en las telas fueron severos. Alguna de las obras, de hecho, se perdió para siempre. Pero otras fueron recuperadas y devueltas al Ayuntamiento o a las familias que costearon el retrato para luego donarlo a la institución. Pero una de ellas, uno de esos óleos, fue devuelto directamente al artista, al pintor Narcís Puget Viñas, y desapareció.

La exposición que actualmente presenta el Museu Puget en Dalt Vila, Retrats, dedicada a los que realizó el artista ibicenco, nos ha permitido volver a ver ese cuadro, que representa a Jaume Cardona i Tur, Obispo de Sión, y que a lo largo de setenta y tres años ha permanecido en manos de la familia Puget, enrrollado y guardado, sin retaurar, tal vez como recuerdo de aquella aciaga noche en el Ayuntamiento.

Pero el descubrimiento de la tela, en franco mal estado, abrió otro interrogante. Narcís Puget fotografiaba sus cuadros, lo que ha permitido documentar parte de su trabajo que hoy está en paradero desconocido. Y entre esas fotografías hay una de un retrato del Obispo de Sión de cuerpo entero. Si ese retrato era el que estaba en el Ayuntamiento, la caída al mar debió dañarlo gravemente.

No sabemos exactamente por qué el cuadro le fue devuelto directamente al pintor tras ser recuperado por algún marinero en la costa. Pero la tela que se conserva muestra señales que parecen indicar que fue recortada de un lienzo mayor.

«Puede que quien recogiera el cuadro fuera un conocido de Narcís Puget», apunta la directora del Museu Puget, Elena Ruiz Sastre. Lo que sí está claro es que el artista decide enrrollar el busto del retratado y guardarlo sin que posteriormente intentara restaurarlo, pero, ¿por qué? Ruiz reconoce que la respuesta concreta se desconoce, pero que de este modo se ha convertido «en una prueba documental de lo ocurrido aquella noche en Dalt Vila».

Sin restaurar

«Puget lo enrrolló, porque hay restos que precisamente señalan que fue así. Lo ha tenido su hijo y sus nietos, quienes han considerado que si él lo mantuvo sin restaurar debía permanecer de ese modo», apunta la directora del museo. Y así se muestra en sus salas.

Lo que sí hemos perdido es el resto de la tela, que sólo permanece en la fotografía que tomó Puget y que hoy se ha convertido en un documento de gran valor. El trozo conservado mide apenas 69 x 57 centímetros.

En el retrato vemos a Jaume Cardona i Tur con el «porte altivo» de obispo, según el texto explicativo de la exposición. «Su postura, vestimenta y condecoraciones -continúa- aluden a su poderosa y privilegiada posición en la corte de Alfonso XIII».

Jaume Cardona i Tur fue Obispo de Sión, Patriarca de las Indias Occidentales y Vicario General Castrense. Y esos sólo eran los títulos principales que poseía. Narcís Puget Viñas le pintó de cuerpo entero y muy posiblemente del natural, ya que ambos coincidieron en Madrid entre los años 1905 y 1909, tal y como señala el texto dedicado a este cuadro en la exposición de Can Comasema. Al no estar fechada la obra, desgraciadamente no podemos verificar el dato, aunque todo parece indicar que pudo haber sido realizado en 1907.

Puget llegó a Madrid en 1905 para asistir a las celebraciones por la boda de Alfonso XIII gracias a un premio de la Escuela de Sa Llotja de Barcelona por el tercer centenario de El Quijote.

Lo que sí sabemos es que el retrato logró una medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada en el año 1907 y que tiempo después pasó a formar parte de la galería de Hijos Ilustres del Ayuntamiento de Eivissa. Esa medalla, tal y como recuerda Elena Ruiz, no se conserva actualmente y no se sabe que fue de ella.

Aquella noche de 1936 en el Ayuntamiento tuvo efectos irreparables. Uno de ellos fue la total destrucción del retrato que Narcís Puget hizo del Obispo de Menorca, Joan Torres Ribas, que obtuvo también una medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1906 (un año antes de lograra otro galardón con el retrato del Obispo de Sión). El que figura hoy en la galería de Hijos Ilustres es obra de Ignacio Agudo Clará y fue pintado en el año 1948.

La realidad política en España era muy turbulenta en los inicios de 1936. En julio de aquel año daría comienzo la Guerra Civil, pero en marzo, en Eivissa, el equipo de Gobierno del Ayuntamiento elegido en las urnas fue sustituido por una comisión gestora por orden del gobernador. El Consistorio, en sesión extraordinaria, acordó ceder el poder «ante este acto de fuerza y protestar de la usurpación de funciones acudiendo a los tribunales», tal y como relataba La Vanguardia. Pocos días después, concretamente el 20 de marzo, aquella comisión gestora decidió retirar del salón de actos del Ayuntamiento los retratos de los Hijos Ilustres de la ciudad, entre los que se incluína los realizados por Puget. Así lo relataba el rotativo ABC en su edición del día 22 de marzo: «Por la noche, en el Ayuntamiento penetró un grupo, que se apoderó de los cuadros, que arrojó al mar desde la muralla. El hecho ha producido gran indignación». La comisión gestora se reunió en sesión extraordinaria el mismo día 22 y condenó los hechos con contundencia.