EFE-MANCHESTER

Para los surrealista, las mujeres eran simplemente musas, muñecas que podían descoyuntarse a voluntad o simples objetos eróticos. Dorothea Tanning, que militó en el grupo dijo que «el lugar de la mujer entre los surrealistas no eran distinto del que ocupaba entre la población en general». Esa es la imagen de la mujer en el surrealismo que se ha propuesto revisar y corregir la austríaca Patricia Allmer en una exposición que bajo el título de Àngeles de la Anarquía, tomado de una escultura de Eileen Agar, se inaugura hoy en la Manchester Art Gallery.

Sólo a partir de 1930 comenzó el movimiento surrealista a incluir a mujeres como artistas, aunque fuese con cuentagotas. En 1943, una muestrade Peggy Guggenheim en exhibió la obra de mujeres asociadas al surrealismo, entre ellas Frida Kahlo, Meret Oppenheim o Leonora Carrington, pero fue un caso aislado.