EFE-ITALIA

El director alemán Werner Herzog presentó ayer en la competición oficial de la Mostra de Venecia Bad Lieutenant: Port of call New Orleans, un filme que no convenció por su excesivo convencionalismo y por la sobreactuación de su protagonista, Nicholas Cage. Se trata de un remake de Teniente corrupto (1992) -de Abel Ferrara y con Harvey Keitel como cabeza de cartel- a pesar de que Herzog insistiera ayer en que ni conoce al estadounidense ni ha visto sus películas.

«No sé quién es ni he visto ninguno de sus filmes», dijo un Herzog a medio camino entre la sorna y la prepotencia, para añadir a continuación que seguro que se reunirá muy pronto con Ferrara, «alrededor de una botella de whisky» para hablar largo y tendido. Pero precisó si en el contexto del festival, en el que Ferrara presenta una película fuera de concurso y en el que forma parte del jurado de la sección de cortometrajes.

Sin embargo, frente a lo que en su momento supuso el filme de Ferrara, la nueva versión de la historia de un policía corrupto y drogadicto de Herzog, aunque bien rodada, no aporta gran cosa al panorama cinematográfico y el exceso de tics de Cage demuestra una vez más que, en su caso, cualquier tiempo pasado fue mejor.

Por su parte, Nicholas Cage, que mostró en la rueda de prensa su lado más filosófico y artístico, explicó que al hacer esta película sintió que podían adaptar «el estilo de jazz» que sugería el rodaje en Nueva Orleans. «Werner nos permitió abrazar el espíritu de jazz de la ciudad», explicó.