JULIO HERRANZ

La galería Berri de Sant Agustí acogerá a partir de las 20,00 horas de hoy sábado la inauguración de una exposición de pinturas de Josep Marí, que estará abierta al público hasta el próximo día 17, en horario de 20,00 a 23,00 horas. Para la ocasión el pintor y escritor ibicenco ha seleccionados unas 25 obras realizadas en óleo sobre papel y «sobre una temática muy mía, el campo y mar, un motivo que es recurrente en mi pintura; como variaciones sobre el mismo tema», precisó.

Misma temática, pues, y misma galería Berri, hacia la que, como otros artistas de la isla, tiene una particular querencia. «Es un sitio muy bonito, un espacio muy sencillo, delicado y con encanto; que por sus dimensiones reclama un formato de obras más bien regular, que no sean muy grandes; y que entre la pared y la pintura haya alguna transmisión. Por eso en las exposiciones que he presentado allí he tenido en cuenta el espacio, una manera de aprovechar las posibilidades de la sala y de respetarlas», explicó.

En cuanto a la obra en sí, las nuevas pinturas de Josep Marí siguen abundando en cierto despojamiento. «Sí, creo que desde hace ya bastantes años mi pintura tiende a simplificarse, aunque nunca ha sido una obra de muchos detalles; primero por mis limitaciones sensoriales; y porque no me interesa. Me gusta más la sugerencia y la simplificación, antes que el detalle. Creo que la pintura tiene que ser algo diferente de la fotografía, y mis limitaciones físicas me favorecen en este sentido; a sugerir más que concretar, haciendo de la necesidad virtud, digamos», subrayó el artista.

Y para apreciar mejor su obra, Marí remitió a un texto de Vicente Valero reproducido en la invitación, aunque referente a su exposición de 2005; «pues parece un retrato de lo que presento ahora»: «Intimista y poéticos, estos paisajes vibran en su depuración máxima, están concebidos como espacios donde el color se erige en la expresión única de la profundidad de la naturaleza. No hay que buscar, pues, anécdotas en ellos, porque apenas las encontraremos. En algunos, vemos sólo asomar la proa de alguna pequeña embarcación; en otros, se adivinan unos árboles, sólo unas manchas verdes sobre la tierra rojiza. Y todo nos recuerda a aquello que el pintor Friedrich dijo sobre la pintura de paisaje: que debe limitarse a ser alusiva y, sobre todo, a estimular el espíritu».