Toni Riera comenzó su trayectoria teatral en 1994 en uno de los cursos municipales del GAT que dirige Merche Chapí. Foto: IRENE G. RUIZ

JULIO HERRANZ

El actor y director de teatro Toni Riera acaba de volver a su Eivissa natal tras completar en Madrid su formación de actor en el reconocido Estudio de Juan Carlos Corazza. Un reto del que se siente orgulloso y del que espera que pronto dé sus frutos en el competitivo arte de Talía. Enriquece así una trayectoria teatral que dio sus primeros pasos en 1994 en el GAT, grupo del que este licenciado en Derecho llegó a ser presidente y profesor. Trayectoria en la que figura una miscelánea variopinta: presentador del programa Sa Vetllada de la TEF; anuncios publicitarios, o cursos de formación: con Cristina Rota, con Borau, de danza africana...

-¿Ha rentabilizado bien sus tres años en Madrid?

-Conocía el estudio de Juan Carlos Corazza desde 2001, porque había hecho cursos intensivos en verano; y decidí hacer la formación completa de interpretación, cuatro años; pero por la experiencia me dejaron entrar directamente en el segundo. Es una escuela privada reconocida por los profesionales, que se puso en marcha a principio de los 90.

-¿Hicieron algún montaje de final de carrera, digamos?

-En cada curso se trabajan diferentes escenas de Chejov, Strindberg... representaciones para nosotros y los compañeros del Estudio. Pero en cuarto, Juan Carlos hace un trabajo escénico que se presenta con público de puertas abiertas. Esta año ha sido Romeo y Julieta de Shakespeare, y la verdad es que ha funcionado muy bien; ha sido una experiencia muy profunda.

-¿Qué método de interpretación sigue Corazza'

-El de Stanislawski, pero evolucionado, pues ha pasado por muchos profesores, creadores, artistas; pero la base es ésa. Con mucha psicología, porque el teatro es un buen método para conocer al ser humano; y cuanto más sepas de ti, más podrás saber también de los personajes que tengas que interpretar.

-¿Se toca la dirección?

-No directamente; pero todo lo que haces sirve también para dirigir, porque ves cómo trabajan los grandes profesores que tiene el estudio; vas absorbiendo como una esponja, y si tienes los ojos abiertos, lo puedes aprovechar. Yo había hecho aquí alguna cosita de dirección con el GAT, y me gusta mucho, así que no lo descarto, para nada. De hecho ahora voy a ayudar a una compañera, Antonia Maria Cardona, que va montar en octubre La cuerda, de Patrick Hamilton, para las Jornadas de Salud Mental, en las que siempre participa.

-¿Sigue, pues, en contacto con su grupo ibicenco?

-Evidentemente; el GAT lo llevo en el corazón, y agradezco muchísimo a Merche Chapí toda la seriedad y el amor que me inculcó hacia el teatro. Si no llega a ser por ella, no creo que hubiera sido capaz de seguir profundizando e investigando. Ella plantó la semilla. Al estar fuera el contacto es menor, pero siempre que puedo estoy con ellos.

-¿Cuáles son sus planes de futuro, en el teatro?

-Primero, he de decir que siento un gran agradecimiento hacía mí mismo, por haberme atrevido a hacer algo que me gustaba, pues ha sido un proceso difícil, de desarraigo de Eivissa, estar solo en Madrid... Todo un desafío personal importante que me ha enriquecido mucho. Y ahora que he acabado, estoy como en una nebulosa sobre qué es lo que haré. La verdad es que me gustaría volver a Madrid en octubre para pasar un año allí, como mínimo, para probar suerte; tocar las puertas de representantes teatrales e intentar trabajar en ésto a nivel profesional.

-¿Cómo ve el panorama teatral en la capital?

-Soy consciente de la dificultad que implica, porque hay mucha gente, mucha competencia y el trabajo del actor es muy frágil e inestable. Se trata de una carrera de fondo en la que hay que saber aguantar e irte formando continuamente. Así que en estos momentos me siento como un actor a la deriva, pero con la confianza de que si te dejas llevar por las olas, llegaré a una playa segura, como Robinson Crusoe, y no me estrellaré contra los acantilados. Pero ya se verá.

-¿Qué edad tiene?

-He cumplido 43; me siento con más aplomo, más confianza en mí mismo; así que por qué no continuar un poco más, ya que he llegado hasta aquí

-Y además, tiene una vida profesional al margen del teatro.

-Sí, soy funcionario en excedencia por interés particular. Lo que también me ayudó a dar el salto que hice, fue sentir que tenía esa parte cubierta. Así que tampoco descarto regresar a mi puesto de trabajo.