Es su película número 17 y la más cara, ha costado 12 millones de euros; ha sido su rodaje más duro y más largo, quince semanas entre Madrid y Lanzarote, pero, ante todo, Los abrazos rotos es una «declaración de amor» de Pedro Almodóvar al cine, según confesó ayer el oscarizado realizador manchego. No era el único que tenía un Oscar, de entre las cerca de cuatrocientas personas asistentes a la multitudinaria presentación de la película. Allí había muchos periodistas, lo que más, pero también estaban los del equipo técnico de El Deseo, con Agustín Almodóvar al frente, y los protagonistas de la cinta: Blanca Portillo, José Luis Gómez, Lluís Homar, Rubén Ochandiano, Tamar Novas y, por supuesto, Penélope Cruz, recién llegada de Los Angeles con su estatuilla.

Almodóvar, Penélope y Blanca coincidieron en que su primer deseo es que la película, que se estrena el miércoles, llegue al público, que «la entiendan y les emocione». «Espero que la gente vaya a verla, sé que hay mucha expectación, y eso ya es bueno. Que no se les haga larga y que les comuniquemos todas las emociones...lo sabremos la próxima semana», dijo Almodóvar, añadiendo que es una «película romántica de historias cruzadas -las protagonizadas por Penélope Cruz, Lluis Homar, Blanca Portillo y José Luis Gómez- todas muy intensas. Pero la historia de amor que subyace en toda la peli, es mi historia de amor con el cine», de ahí que el director incluya referencias a cintas como Te querré siempre, de Rossellini, o a su Mujeres al borde de un ataque de nervios.

El cineasta explicó que prefirió «usar algo de producción propia, que pudiera manipular. No es un auto-homenaje, pero no quería escribir una historia sólo para eso y destrozarla. Además, necesitaba una comedia para contraponerla al drama de los personajes. En este cortometraje, que escribí durante el rodaje, me he podido explayar con más frescura y libertad», muy al estilo de Pati Difusa, apuntó Almodóvar, para quien todas sus películas son su «patrimonio en todos los sentidos».