J. HERRANZ

El auditorio de Can Ventosa acogerá a las 19,30 horas de mañana domingo el Concert de Nadal de la Orquestra Simfònica Ciutat d'Eivissa, dirigido por Adolfo Villalonga. El programa incluye el estreno de la Missa Pro Pace, de Miguel Àngel Roig-Francolí; cuya esposa, la violinista Jennifer Roig-Francolí será la solista de dos piezas del programa: 'El otoño' de Las cuatro estaciones de Vivaldi; y la 'Meditación' de Thais, de Jules Massenet. Programa que se completa con una selección de polkas y valses de Johan Strauss; y en el que colaborará el Cor Ciutat d'Eivissa, dirigido por Miguel San Miguel.

Será la primera vez que la reconocida violinista Jennifer Roig-Francolí toque en Eivissa. «Me hace mucha ilusión, porque vengo cada verano desde que nos casamos, hace 18 años, y es como mi segundo hogar», apuntó ayer a este periódico. Una visita en la que también ha ofrecido un curso en el Conservatori sobre la Técnica Alexander, de la que es profesora el Conservatorio de la Universidad de Cincinatti, donde su marido es catedrático. «Ha sido muy interesante para mí y para ellos (alumnos y profesores). Estoy muy agradecida al Conservatori por organizar un curso que creo que es muy importante para ayudar a los estudiantes. Además, me ha impresionado su actitud abierta y sus ganas de aprender», precisó, añadiendo que la Técnica Alexander «es un tema fascinante: reconocer los hábitos de funciones que interfieren con el uso psicofísico para ayudar al bienestar del organismo en todas sus actividades».

Por su parte, Miguel-Àngel Roig-Francolí explicó que su misa (un género universal desde la Edad Media) no está pensada «como rito confesional, sino como símbolo y mensaje universales (de ahí que no tenga Credo)». Que sea una Misa por la paz, «apenas necesita justificación en el mundo en que vivimos; sobre todo si, como es mi caso, se vive en un país que lleva cinco años metido en una guerra criminal e ilegal», señaló el compositor, precisando que no sólo está dedicada a la paz en los varios conflictos bélicos actuales (Irak, Afganistán, Darfur, Palestina, Àfrica...), «sino, sobre todo, a la paz interior de cada uno, que es la base de la paz universal».

La Missa Pro Pace, que cierra un ciclo de carácter anti-bélico que incluye Antífonas y salmos para las víctimas del genocidio, Dona es réquiem y Cánticos para una tierra sagrada, tiene cinco movimientos y está dedicada «a la memoria de mi querido amigo el pintor zaragozano Vicente Pascual Rodrigo (1955-2008), cuya relativamente corta vida ha sido un verdadero ejemplo de profunda paz interior, una paz que ha quedado reflejada de forma admirable e inequívoca en su obra», señaló el compositor ibicenco.