J. HERRANZ
La sala 5 de Can Ventosa acogerá hoy a las 20,00 horas una conferencia de Alfons Martinell sobre Drets culturals i ciutadania, la primera de un ciclo complementario de la exposición ¿Cultura(s)? Alternativas, Diversidad, Derechos, que se presenta en el claustro del Ayuntamiento de Eivissa. A la que seguirá (11 de diciembre) otra de Jordi Pascual, coordinador de la comisión de Cultura de Ciutats Unides, sobre Agenda 21 de la cultura, y una mesa redonda (18 de diciembre) sobre Inmigración y multiculturalismo en nuestra sociedad, con la participación de especialistas en el tema procedente de Bulgaria, Mali, Marruecos, Perú y Japón.
Martinell explicó ayer a este periódico que los derechos culturales «podrían llamarse derechos humanos especializados. Los que, básicamente, se recogen en el artículo 27 de la Declaración de Derechos Humanos; pero sobre todo del pacto 15 sobre derechos económicos, sociales y culturales, que es la declaración que firmaron en 1967 casi 170 países».
Un pacto que es «el derecho de todo ciudadano a participar en la vida cultural de un territorio, lo que genera autoestima y cohesión social». Algo que Martinell considera particularmente interesante, «porque a veces los derechos culturales se dan por entendidos, pero no se practican como una militancia de la diversidad y la libertad de expresión; que cada uno pueda expresarse a través de los lenguajes artísticos que más le interesen; y que los poderes públicos faciliten el acceso a la cultura. Aquello en lo que los ciudadanos toman la iniciativa. Un derecho que es individual, pero también colectivo», precisó.
Preguntado si en tiempos de crisis como los que atravesamos, la cultura es de los sectores que primero se resienten porque hay quien la considera un lujo, Alfons Martinell fue tajante: «La cultura no es un lujo. Precisamente, es cuando hay crisis sociales y de ciudadanía cuando se ha de invertir más en cultura. Hay una parte de la cultura que puede parecer superflua, un lujo o secuestrada por una elite en algún momento de la historia. Pero la cultura también son referentes que dan identidad a nuestra memoria colectiva, nuestro patrimonio. Si nuestros antecesores no hubieran invertido en cultura no sabríamos quiénes somos».
Cultura que debe ser transversal e intergeneracional. «Y no debemos confundir la cultura con la responsabilidad culturales de los dirigentes políticos. Funciona a pesar de ellos. Otra cosa es que les pidamos que garanticen un mínimo de cultura en la sociedad; pero no es cuestión suya, sino de los creadores, los artistas, los activistas culturales, que son los que generan la vida cultural de un pueblo», señaló el director de la Càtedra Unesco de la Universidad de Girona.
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