R. C.
A pesar de contar con el handicap de presentar una versión concierto de un musical, el interés que sigue despertando la partitura de Andrew Lloyd Webber hizo que las 430 plazas del auditorio de Santa Eulària se quedaran cortas para la expectación creada.
Durante casi una hora de actuación, el Coro de Santa Eulària, con el sólo acompañamiento de un bajo, una batería, piano y teclado, ofreció una selección de ocho de los pasajes musicales de esta revisión de los últimos días de Jesucristo.
Bajo la batuta de Jordi Martí, la formación coral presentó pasajes como el que da nombre a la composición o la también conocida 'Canción de Judas'. Las carencias propias de una actuación coral respecto a un musical fueron suplidas con la inserción de algunas partes instrumentales y con la proyección de fragmentos de la película del mismo nombre, elementos que arroparon al cerca de medio centenar de aficionados que participaron en el montaje.
La única pega que parte del público puso al espectáculo fueron ciertos problemas de acústica que impidieron entender de forma limpia las letras de las canciones.
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