El escenario de Can Ventosa acogió ayer la representación de En el borde, una obra de danza-teatro de la compañía madrileña Lanegra Teatro, escrita y dirigida por Diana Pintado, también intérprete del montaje, junto a Francisco Abarca y Alberto Gómez. Representación que se enmarca dentro de la III Setmana de Teatre de Vila, que organiza la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Eivissa; que hoy ofrece (Can Ventosa, 21'00 horas) la versión que Merche Chapí ha realizado con el GAT de La señorita Julia de Strindberg.

En el borde es un trabajo que habla del miedo de la inseguridad; de una sociedad que marca cánones en casi todos los campos. «Que nos limita la visión, nos acorta la visibilidad, nos hace críticos, nos conduce a la crítica masiva, individual y continua. Nos hace fuerte a la hora de criticar y débiles por el merco hecho de hacerlo», explica el portavoz de Lanegra Teatro, una asociación de jóvenes actores formados en la escuela de teatro madrileña La Lavandería, que decidieron formar compañía para crear, adaptar y poner en escena obras que conecten con la actualidad, como es el caso de En el borde, que Diana Pintado comenzó a escritor con sus dos compañeros de reparto, como textos en apariencia inconexos y sin ningún fin hasta ver que todo se unía en un mismo punto: al límite: «Somos tres, ni uno, ni dos, tres...».

Tal es el comienzo de una obra que gira en torno «a lo que nos persigue a lo largo de los días o se nos repite por etapas. De lo que nos hace débiles. De los encuentros pasajeros, del intercambio de miradas olvidadas. De las máscaras que nos ponemos o que nos ponen. De la estética, de la imagen y de la influencia de la apariencia. De lo que nos engañan. Del primer juicio. De las Caras. De las máscaras».