El cineasta y escritor Rafael Azcona, responsable de los guiones de El verdugo, Plácido o La lengua de las mariposas, murió el lunes en Madrid a los 81 años víctima de un cáncer de pulmón, y sus restos fueron incinerados ayer en la más estricta intimidad. Según explicó ayer esta tarde su viuda, Susan Youdelman, Azcona padecía desde hacía algún tiempo un cáncer de pulmón. Muy emocionada, expresó su «inmensa gratitud» a todos cuantos admiraban al guionista, de cuya enfermedad se tuvo noticia el pasado 7 de febrero, cuando fue el gran ausente en la entrega de las Medallas al Mérito en el Trabajo, que concede el Gobierno, acto en el que la actriz Maribel Verdú recogió en su nombre la distinción.
El que fuera presidente de la Academia de Cine y amigo durante «muchos años» de Azcona, José Luis Borau, tras conocer la noticia aseguró que la discreción que ha rodeado su óbito «encaja perfectamente» con el espíritu del fallecido, «con su afán de no ser una figura pública». «Ha sido todo tal y como era él, y encaja con esa resistencia no solo a ser académico de la Lengua -algo que el propio Borau propuso en su momento al entonces presidente de la RAE Fernando Lázaro Carreter-, sino a aparecer en los festivales, a los que iba sólo cuando no quedaba otro remedio», añadió el director de cine.
El productor y cineasta José Luis Cuerda, que trabajó con Azcona en El bosque animado (1987) y La lengua de las mariposas (1999), apuntó que era el «mejor guionista de este país». Cuerda, que trabaja en al postproducción de Los girasoles ciegos, película protagonizada por Maribel Verdú y Javier Cámara, y cuyo guión, adaptación de la novela homónima de Alberto Méndez, ha sido el último trabajo de Azcona, considera que el cineasta riojano era el «viejo más joven y más lucido que ha existido jamás».
El escritor Manuel Vicent, «muy buen amigo» de Rafael Azcona desde hacía años, afirmó que «era un verdadero creador, muy imaginativo, divertido, sorprendente, nunca se repetía y siempre veía el lado inesperado de las cosas». «Iba regalando su talento por la vida», dijo el escritor, que, cuando era un chaval, ya leía a Azcona en la revista de «La Cordorniz». Por su parte, José Luis López Vázquez, protagonista de El pisito, de Marco Ferreri y primer guión de Azcona en 1958, declaraba tras conocer la noticia que «era alguien que no debería desaparecer nunca, aunque en su caso vivirá siempre a través de su obra, ingenio y talento». De El pisito recordó que fue «una cinta anárquica» porque Ferreri, para quien Azcona también escribió «El cochecito» (1960), «improvisaba muchísimo y dió no sé cuantas vueltas al guión».
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