Una de las fotografías de Schoppi de la colección que incluye la exposición en la que se pone de manifiesto su singular y polifacética personalidad.

JULIO HERRANZ Numerosos amigos acudieron ayer a la sala municipal de exposiciones de Formentera para rendir un entrañable homenaje a un artista y personaje singular, conocido por todos simplemente por Schoppi. Una exposición que estará abierta hasta el próximo día 22 (de 11'00 a 14'00 horas) y en la que se presentan algunas creaciones y fotografías de este alemán creativo y polifacético, justo cuando se cumple un año de su muerte, a los 65 años. «No es una retrospectiva de su obra en el sentido amplio de la palabra, porque sus creaciones están por toda la isla, pertenecen a particulares y gran parte de ellas está cimentadas en edificios y son poco recuperables. En su taller de Sant Francesc quedan poquísimas cosas; hemos cogido algunas de las obras más pequeñas; el resto son cosas prestadas por particulares. Y también hay una interesante colección de fotografías, que incluye algunos de sus trabajos más conocidos», explicó ayer a este periódico Sabine Vergara, comisaria de la muestra de un artista «al que no conocí personalmente», precisó, añadiendo: «La idea era crear un ambiente de su estilo para recordarle en el aniversario de su muerte».

Como sucede con otros extranjeros que quedaron atrapados en los encantos de Formentera, los datos biográficos de Schoppi son un tanto vagos. «Fue escultor autodidacta en la última parte de su vida. Antes había sido marinero; viajaba bastante, pero no sé gran cosa de su vida. Llevaba en la isla más de 30 años, aunque no se quedaba aquí todo el tiempo, pues pasaba parte del invierno en Alemania, sobre todo en la última época, porque se había debilitado mucho con su enfermedad», aportó Sabine Vergara como toda información personal.

Y sobre su obra, destacó la llamativa intervención artística que Schoppi hizo hace ya bastantes años en el Cap de Barbería: «Lo tenemos documentado en la exposición. Fue una especie de happening característico de una época. Allí se juntaron muchos amigos y plantaron 150 amapolas de hierro y cemento. Vino el cura a recitar unos versos del Génesis; hubo también un desfile de personajes, supongo que eran femeninos, completamente envueltos en unas telas pintadas a mano que representaban algo de la naturaleza».

Al parecer, una de las personas que más trató a Schoppi en los últimos tiempos fue su amiga Ona, quien aportó algunos datos más para completar el difuso perfil del personaje: «Era un apasionado de navegar con catamarán. Le encantaba s'Estany d'es Peix, su sitio favorito para estar en contacto con el mar. Allí tenía un rinconcito donde creaba algunas de sus obras. Destacaría de él que era una persona con un ingenio excelente para la seducción, hasta le llamaron el playboy de Formentera. Pasó muchos inviernos en la India, y ahora que he visitado el país he visto clarísimamente en su forma de vivir y de expresarse la influencia que la India tuvo en su vida», señaló Ona, quien también destacó una obra singular en su producción artística: «Los flamencos que instaló en ses Salines con el mensaje reivindicativo de Salvem ses Salines. Hasta el último momento de su vida tenía esa obsesión por reivindicar la vida natural de Formentera», concluyó Ona.