Un debate cargado de ironía y con un particular sentido del humor en torno a la vigencia, o no, del teatro comprometido políticamente es el punto de partida de La última noche de la peste, de Juan Diego Botto, que se presenta este fin de semana (sábado 1, 21'30h; y domingo 2, 19'30h) en Can Ventosa. Se trata de un montaje producido por el Centro de Nuevos Creadores de Madrid y Producciones Cristina Rota, dirigido por Víctor García León y protagonizado por Raúl Arévalo y Manuel Solo.

El punto de arranque de la segunda obra del popular actor son dos escritores encerrados en una habitación la noche antes de entregar una versión teatral de La peste, de Albert Camus. El conflicto estalla entre ellos a través de las distintas visiones que cada uno tiene del texto y del teatro en general. Poco a poco las diferencias profesionales derivan en lo personal y la tensión se multiplica. Mientras tanto, los referentes que los atan al mundo exterior van desapareciendo sin que puedan encontrar una explicación lógica para ello.

Una obra arriesgada que formula un debate sobre la utilidad o futilidad del teatro; y qué función -si tiene alguna- cumple el arte político en nuestros días. Cómo la realidad siempre devora las metáforas teatrales y lo inmediato es siempre perecedero, son reflexiones presentes en estos dos personajes que defienden el teatro dentro del teatro, pero sobre todo dentro de la vida. Un buen pretexto para desestructurar la famosa obra de Camus y, sobre todo, para añadir una brizna de humor a una situación más bien claustrofóbica.

Según ha explicado el autor de la obra, «el texto se me ocurre reflexionando sobre qué es lo que hace que algunos de los textos que llamamos de 'teatro social' sean representables hoy en día y mantengan su vigencia y otros estén totalmente caducos», se pregunta Juan Diego.