Casi dos semanas después de inaugurada en la antigua iglesia de l'Hospitalet -anexo del Museu d'Art Contemporani d'Eivissa (MACE)- la exposición colectiva Vamos a Ibiza, el Obispado protestó ayer airadamente contra una de las obras expuestas: tres collages de Ivo Hendriks, uno de los numerosos artistas holandeses que participan en esta muestra, presentada en julio y agosto con notable éxito en Amsterdam. Una obra hacia la que el Obispado de Eivissa manifestó ayer en un comunicado su «más enérgica y rotunda condena, la reprobación más firme y el rechazo de plano, sin ningún tipo de paliativo». Solicitando, en consecuencia, a la dirección del MACE «la retirada inmediata y urgente de las imágenes de dicha exposición que ofenden los sentimientos de los católicos». Y amenazando, en caso «de no producirse», llevar el caso ante los tribunales.
Preguntada ayer al respecto la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Eivissa (responsable del MACE), Sandra Mayans, se limitó a leer este comunicado: «Desde este equipo de gobierno del Ayuntamiento de Eivissa nunca se ha aplicado, ni se aplicará jamás, ningún tipo de censura sobre la expresión artística. Tampoco entrará en valoraciones subjetivas sobre las obras expuestas, porque entendemos que es un trabajo que no nos corresponde a nosotros, sino a los críticos de arte. Este equipo de gobierno respeta la libertad de expresión de todos los artistas, como respeta la expresión de aquellas personas que quieran expresar públicamente su disconformidad o conformidad». Opinión a la que la directora del MACE, Elena Ruiz Sastre, remitió a este periódico al ser preguntada por la polémica obra de Hendriks.
El caso podría tener consecuencias indeseables para el MACE, ya que, como recuerda la nota del Obispado, en el convenio de cesión temporal de l'Hospitalet al museo por parte de la Fundación Diocesana Isidor Macabich (1997), figura una cláusula «en la que se establece que anualmente las dos partes contratantes pactarán, de mutuo acuerdo, el calendario y el contenido de las actividades relativas a la utilización» de la iglesia, restaurada por el arquitecto Elías Torres. Cláusula que, si el caso llega a los tribunales y estos consideran que ha sido incumplida por el museo, podría suponer la ruptura del convenio de cesión. Y al estar cerrado el MACE por unos dos años, a consecuencia de las obras de restauración y ampliación que comenzarán en breve podría suponer que el Museu d'Art Contemporani se quedará sin espacio donde realizar sus actividades.
Consecuencia lamentable que cabe temer por el tono del comunicado del Obispado: «No se puede entender cómo el abuso de la libertad de arte y de expresión pueda ser utilizada para herir los sentimientos de los católicos, y además, en un edificio que es propiedad de la iglesia y donde, por muchos años, se ha celebrado el culto católico. Más aún en unos tiempos en los que la tolerancia es un valor de la sociedad democrática. Este Obispado espera de los responsables de la triste situación creada la rápida solución y la vuelta a la normalidad, evitando tensiones y crispaciones, dando una cumplida explicación a la opinión pública y tomando las precauciones necesarias para que no se repitan en el futuro deplorables hechos como el que nos ocupa».
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