Teresa Matilla, Salamanca 1957, se licenció en Historia del Arte y geografía en la Universidad de su Ciudad natal y se instaló en Formentera en 1988, después de haber vivido por toda la geografía española compaginando siempre sus dos facetas, la de creadora y la de docente. Ayer presentó su última experiencia creativa la exposición Dualidad. Interpretando varias vías entre lo masculino y lo femenino, Matilla recorre un trayecto que, esencialmente ejemplariza como dualidad.
Matilla mezcla pintura y escultura de tal manera que cada pintura tiene su contrapropuesta, su reverso en el espejo, en la escultura, y viceversa. Pero al mismo tiempo, mientras que la pintura participa del concepto de volumen y espacio específico, la escultura sacrifica una de sus dimensiones para colocarse en la pared. «Tanto pintura como escultura están realizadas con la misma base técnica de cerámica en frío, invención en la que he estado trabajando desde hace dos décadas y uso como referente el reciclaje, objetos encontrados, marés, arenas, bolsas de plástico... pues lo único en mi obra que no es material de desecho son los aglutinantes, y los pigmentos, que también lo son como el óleo de las pinturas», explicó.
La muestra está dividida entres áreas: el origen, el encuentro y el desencuentro; siendo el amor el elemento común en las dos primeras, y el miedo en la tercera, que cierra el ciclo creativo. En su obra, destacan la recurrencia a los símbolos, en especial el triángulo, que «representa la esencia y energía del universo», apuntó Matilla , añadiendo que «en posición supina, con el vértice hacia arriba, personifica la energía masculina con el triángulo invertido: con el vértice hacia abajo es la plasmación de la energía femenina», precisó.
Su exposición en el Ajuntamente Vell permanecerá abierta hasta el próximo 29 de setiembre.
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