SANTI BONNIN El joven escultor josepí Jaume Marí Torres expone su obra escultórica en Can Curt (Sant Agustí), que podrá ser visitada hasta el próximo domingo 2 de septiembre todas las noches de 19'00 a 23'00 horas. La colección consta de seis piezas construidas a partir de planchas y varillas metálicas que representan motivos del mundo animal y vegetal, así como figuras humanas. «La idea es romper la barrera ficticia que separa la sociedad humana de la naturaleza», afirma el escultor. «Aunque cueste de creer, formamos un todo unificado, y es lo que trato de reflejar en mis obras», explica. Figuras humanas y animales tratadas con la misma técnica, el mismo estilo y los mismos materiales, además de estar expuestas en la misma sala, simbolizan la convivencia en armonía que pretende el artista.

Jaume Marí ya había expuesto su obra en Eivissa en ocasiones anteriores: en es Cubells y en la II Mostra de Creativitat de Vila. En esta ocasión, la muestra es la culminación de una trayectoria iniciada previamente y que se ha consolidado como una constante en su producción artística. La naturaleza es la temática central, y la unión de esta con el hombre, el mensaje que pretende transmitir. Hombre y Mujer son las dos esculturas de forma humana; Hormigas, Gato y Pájaro materializan el mundo animal, y la escultura Tres hojas, el vegetal. Las dos ramas de la naturaleza, animales y plantas, se unen en simbiosis con el ser humano, formando una unidad armónica.

El estilo de las esculturas metálicas de Jaume Marí se caracteriza por su ligereza. Lejos de presentar figuras macizas, el alambre metálico confiere a las piezas un aspecto diáfano, oxigenado, que es, según el escultor, «un punto de encuentro entre fuera y dentro, un equilibrio entre lo interior y lo exterior».

Jaume Marí Torres se formó en la Escola Massana de Barcelona, donde estudió Bellas Artes, para posteriormente volver a Eivissa y seguir con su dedicación. Aunque la escultura ha sido siempre la disciplina que ha centrado la atención del joven artista, ha cultivado también otras áreas. El verano pasado vivió durante dos meses en Formentera, pintando a tinta china estampas típicas de la isla, que vendía en el mercado de la Mola. Sin embargo, ya desde niño era un apasionado de la escultura y creaba pequeñas piezas con materiales que iba encontrando. «No es que un día decidiera ser escultor, sino que es una inclinación que he tenido siempre», afirma el joven.

Buena parte de la obra del escultor está hecha a partir de piezas recicladas. «Cerca de mi casa hay un depósito de materiales desechados donde puedo encontrar algunos objetos, como las planchas de metal o las varillas de hierro», asegura.

«El artista reconoce la dificultad de dedicarse al arte, no solamente en Eivissa sino en cualquier lugar. «No todo el mundo tiene acceso a los materiales y los espacios, ni tiempo para dedicarle», admite Jaume Marí, «aunque hay circuitos artísticos que ofrecen ciertas oportunidades», concluye el escultor josepí, quien tiene claro que quiere hacer de su pasión su única ocupación.