Bajo su apariencia de duro, Luis Buñuel escondía «una gran sensibilidad y ternura» que ha sorprendido al hispanista Ian Gibson en su investigación sobre el genial cineasta español, objeto de su próxima biografía con la que quiere «completar una trilogía» tras sus trabajos sobre García Lorca y Dalí.
En una entrevista con EFE, Gibson (Dublín, Irlanda, 1939) confiesa que «está disfrutando como un niño» con la vida y la obra del director aragonés, porque le ha permitido revisar tanto su filmografía como las películas con las que creció: las de Buster Keaton, Charles Chaplin o Harold Lloyd. «Buñuel nació en 1900, es decir, nace con el cine».
De la obra cinematográfica de Buñuel, el biógrafo siente especial predilección por «La edad de oro» (1930), ya que contiene todas las «semillas» de la obra futura del cineasta: «el ataque a la iglesia, a las instituciones, a la burguesía, el mensaje del amor libre y total», enumera Gibson, quien recuerda que el Buñuel de esa etapa, como surrealista del grupo de André Bretón, «quería rehacer el mundo».
El autor de «Un perro andaluz», «Nazarín» o «Belle de jour» tuvo problemas en Francia, España e incluso México por el tono «subversivo» de muchas de sus películas. «Siempre le estaban prohibiendo, cuando él solo decía que hay que amar al prójimo y que hay que respetar al otro. Siempre prohibido y siempre con buen humor, ese buen humor aragonés».
En su investigación, Gibson ha descubierto la faceta tierna y sensible de un creador que «se las daba de macho, siempre mostrando sus músculos y echando pulsos con la gente» para proyectar una imagen de «duro». «Pero era realmente un disfraz» porque escondía una «gran sensibilidad y una gran ternura» hacia los demás.
Los trabajos de Gibson sobre Federico García Lorca y Salvador Dalí le permiten tener ya casi la mitad del libro sobre Luis Buñuel, muy presente en la obra del poeta granadino y el pintor catalán. El biógrafo tampoco tiene problemas con la familia del director de «Viridiana» para este nuevo libro y dispone además de una amplísima bibliografía.
Pero Gibson es consciente de que un libro sobre Buñuel no se puede hacer sin una buena estancia en México para localizar a quienes trabajaron con el creador de «Los olvidados» y recopilar testimonios sobre su ciclo en el país azteca. Y también tendrá que viajar a Nueva York y París para completar su investigación: toda esa tarea puede llevarle unos tres años hasta concluir su proyecto.
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