Stefano Cortellaro realizó el libro con una beca del Col·legi Oficial d'Arquitectes de les Illes Balears (COAIB).

JULIO HERRANZ

«Este trabajo es el resultado de un estudio que de alguna manera empezó con mi primera visita a la isla de Eivissa, en 1989». Con estas palabras de la Introducción, Stefano Cortellaro sitúa el origen del proyecto que culmina ahora en el libro Morna, Atzaró: la construcción del territorio de Eivissa, publicado por el Col·legi Oficial d'Arquitectes de les Illes Balears (COAIB), que será presentado pasado mañana (20'30 horas) en el salón de plenos del Consell Insular, patrocinador del volumen, junto al Ayuntamiento de Santa Eulària y el de Sant Joan.

La presentación correrá a cargo de los arquitectos Víctor Rahola, tutor del proyecto de este volumen sobre arquitectura tradicional ibicenca, realizado por el arquitecto italiano residente en Barcelona con una beca de la COAIB; y por Salvador Roig, tutor de la tesina de final de carrera de Cortellaro, presentada en Milán en 1995; tesina que «fue la semilla» del libro que ahora ve la luz, según precisó el autor. Presidirán el acto Luis A. Corral, decano del COAIB; Carolina Torres, consellera de Cultura en funciones; Toni Marí, presidente de la demarcación pitiusa del COAIB, y Federico Climent, vocal de Cultura de la demarcación de Mallorca del COAIB.

Según explicó Stefano Cortellaro a este periódico en noviembre de 2005, con motivo de la presentación en Can Llaneres del trabajo final publicado ahora, «está centrado en las viviendas más significativas de Morna y Atzaró, hasta una lectura global de toda la zona. Empezó con el análisis de las viviendas tal y cómo se hacían hasta ahora; de su núcleo habitado, plantas y levantamientos, para luego extenderse al territorio circundante», precisó.

En su opinión, «lo más valioso del trabajo no es sólo el análisis de una zona existente del territorio rural, sino explicar de una manera distinta la arquitectura rural de Eivissa; que no estaba sólamente enfocada hacia la casa y sus caracteres tipológicos y volumétricos, sino que habla de la casa como la mínima célula territorial. Casa compuesta por el núcleo construido, sus bancales, su bosque superior y sus huertos y caminos; para a continuación relacionar la casa con la construcción de sus espacios agrícolas, sobre todo con la topografía y con el relieve», explicó Stefano Cortellaro.